Blas J. Muñoz. Sus nombres, sus apellidos saltan como un resorte para cualquier aficionado al comúnmente llamado "mundo de abajo". Antonio Santiago, Villanueva, Juan Manuel Martín, Juanma López, Ariza, Vizcaya, Reguera, Sanguino... Un elenco de capataces de Sevilla que tiene su correlato en Córdoba con nombres como los de Luis M. Carrión "Curro", David Arce, Juan Berrocal o Lorenzo de Juan.
Entre los capataces veteranos, dos nombres llaman la atención por la trayectoria sostenida a través del tiempo. Por una parte, Lorenzo de Juan (capataz de la Reina de los Mártires y del Cristo del Amor) ha sostenido durante varias décadas la responsabilidad de algunas de la cuadrillas de la capital que fueron referencia para quienes lo sucedieron. Como también ha sido y es una referencia Juan Berrocal (capataz titular de la Hermandad del Resucitado), quien, a principios de los 2000, era uno de los paradigmas en este ámbito. Especialmente, en el recuerdo de su labor al frente del misterio de la Humildad y Paciencia.
El caso de Luis M. Carrión Huertas, "Curro", y David Arce guarda numerosos paralelismos y aqlguna diferencia. Paralelismos porque, durante un buen número de años Arce fue el segundo de Curro en numerosas cuadrillas. El hecho diferencial radica en que, al separar sus caminos, el primero mantiene la máxima responsabilidad en un total de nueve pasos, mientras que el segundo al frente de dos. No cabe duda de que, todo invita a pensar que Arce seguirá adquiriendo más responsabilidades en el futuro, sin olvidar su inclusión en el equipo de la familia de capataces sevillana de los Villanueva.
Otro grupo de capataces comienza a adquirir presencia y ser, por méritos propios, cada vez más reconocidos. Hablamos de nombres como los de Jesús Ortigosa, Carlos Lara, Manuel Orozco, Juan Horacio de la Rosa o Rafael Giraldo, entre otros. Nombres que vienen a dar cuenta de la salud con la que se afronta el futuro de unas labores que, cada vez, tienen más presencia en el ámbito de las cofradías.
Foto Jesús Caparrós
Recordatorio Enfoque: Ahora toca burlarse de San Rafael