Guillermo Rodríguez. No se equivoquen, burlarse de los iconos de una ciudad, disfrazar de Arcángel a un chico más o menos guapo, hacerlo delante del lienzo de Antonio del Castillo que lo pintó en un contexto de profunda convicción religiosa, justificarlo con el IV Centenario de la muerte del Inca Garcilaso, llamar a diseñadores de Cibeles para adornar aun más la escena e insertarlo en los actos de la Cata del Vino sale gratis. Si quieren ver la foto, búsquenla en el "medio oficial del Movimiento". De paso colaboramos en aumentar su audiencia en un gesto tan católico como la caridad.
La broma es de mal gusto y es más grave, bastante más, que intentar "trasladar" el cuadro. Quitarlo de enmedio de la esfera pública, acto que no compartimos, puede justificarse dentro de una ideología laicista mal concebida. La ignorancia de representar con un medio a un icono sagrado da la medida. La brújula no es que se haya roto y hayamos perdido el norte. No. Es que la empeñaron y ya no está.
El Ayuntamiento, de todos los cordobeses y cordobesas (con el femenino delante en el orden era más de Rosa Aguilar y a Pedro García, seguro que le hace maldita la gracia), se presta a esta "expresión cultural". No pidan el escenario de este teatro de lo público para un acto que vagamente recuerde a #TodoloqueHueleaIncienso, no se lo cederán. Para burlarse de una tradición piadosa, para hacer escarnio de la Fe de un pueblo, para eso no hay problema.
Si la promoción de un acto del "mayo" cordobés (estamos en abril, no lo olviden) se reduce a este tipo de ocurrencias no pidan a nadie que venga a solucionar su sueldo, las facturas cada vez más elevadas en relación al nivel de vida, el desempleo, el transporte público, la subida de impuestos municipales... Un largo etcétera de despropósitos que ahora se escenifican en un teatrillo bajo el amparo del suelo público, en una ciudad diseñada para emborracharse aunque sólo sea para olvidar nuestras propias miserias. Si así piensan que voy a tomarme un medio, me cambio al Rueda. Si este es el marketing de Córdoba nos hundimos en el ostracismo de una ciudad perdida en el recurso turístico como única fuente de supervivencia económica. Me burlo de sus estrategias publicitarias como ellos lo hacen de un símbolo de mi ciudad. Todo para ellos.