Raquel Medina. Ya se nota en el ambiente, insluso se respira distinto. El aire trae aroma de marismas y pinos, de ratama y eucalipto, de olores marineros y de campiña. En El Rocío ya todo es algarabía, pues el Niño Chiquito de la Virgen ya está más cerca de su pueblo, y como niño que es, sólo quiere jugar y espera impaciente que lleguen los romeros.
Sueña con el día 5 de mayo, día en el que el primer cohete romero suene en la tierra califal, pues sabe que saliendo la Hermandad de Córdoba se abren los caminos rocieros. Sueña con Bajo de Guía, pues le gusta jugar con las gotas que salpican los cascos de los caballos al golpear el agua. Sueña con La Charca, donde Huelva le canta a su Madre y puede consolar a los peregrinos que van andando hasta postrarse ante Ellos. Y sueña con Los LLanos, con su camino. Sueña con su pueblo, ese pueblo que vive por Él y su Bendita Madre. Y sueña con ellos, porque sabe que juntos pasearán ese Lunes Bendito por aquella Tierra Prometida.
Y sueña... y sueña porque ya está en el Prebisterio, y sueña porque ya están en su paso, luciendo sus mejores galas. Su Madre luce la saya y el manto de los Apóstoles, el rostrillo de Muñoz y Pabón y la toquilla diseñada por Joaquín Castilla. Y sueña con olores de flores, pues a su Madre lleva guirnaldas de nardos. A él le han colocado un broche con forma de corazón en el pecho, símbolo de la Misericordia del Señor, por el Año Jubilar proclamado por su Santidad.
Y sueña..., el Pastorcito Divino sueña con la llegada de los romeros...
Recordatorio La Hdad. Matriz de Almonte prepara sus cultos