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domingo, 17 de julio de 2016

La Semana Santa de Córdoba de Luis Álvarez Duarte


Blas J. Muñoz. Hasta cinco imágenes de la Mujer nos ha dejado en prenda Luis Álvarez Duarte en la capital. Lo cual invita a realizar un recorrido por la Semana Santa de uno de los imagineros fundamentales para entender esta disciplina en el siglo XX y comprender su evolución en el XXI. Encarnación, Reina de los Ángeles, Rosario, Desconsuelo y Soledad. Todo ello, sin olvidar el imponente Crucificado que preside la Parroquia de la Trinidad. Y es que el Cristo de la Providencia daría el inicio a una Semana Santa mística, salida de las manos del imaginero sevillano que tanta incidencia ha tenido en Córdoba.

Una repercusión que vibra en la barriada del Sector Sur cada Domingo de Ramos, cuando María Santísima de la Encarnación sale a la busqueda de la ciudad que es suya y a la que dona la alegría naturalde la Virgen niña que, Luis, supo esculpir y apropiarse de un estilo definitorio que lo hace muy reconocible.

Como también se reconoce cada Martes santo desde Capuchinos a la Catedral, cuando la Titular Mariana de la Hermandad del Císter, la Reina de los Ángeles, nos deja otro perfil del imaginero. Tal vez, la silueta más cásica de un escultor que parece anunciarse en esa jornada, de cara a un ViernesSanto donde procesionan la mitad de las imágenes que ha realizado para Córdoba.

El Triduo Sacro

Como decíamos, tres de Ellas procesionan en la tarde del Viernes Santo, una jornada que lleva su nombre y su sello personal para colmar de dulzura, misticismo y hondura dolorosa la jornada. La del Rosario, a su vez, la vio coronarse anímicamente, algo de lo que pocos artistas pueden presumir y, sin embargo, la grandeza de Luis radicaba en la emoción y naturalidad con que hablaba de ello. 

Por su parte, la Virgen del Desconsuelo muestra otra faceta diferente del artista, al concebir el contexto de la imagen en un apartado trascendental que mira a la muerte con una palidez que implica la asunción de una realidad definitiva. Quizá ahí radique parte del rigor místico que emana de la Dolorosa de la Hermandad del Sepulcro.

Desconsuelo en su Soledad que toma las formas de la madurez doliente en la Soledad de Santiago. Una Mujer adulta, castigada por el vacío en que ha quedado tras su Cruz. El contraste y contrapunto a las otras dos Imágenes que guabiara Álvarez Duarte y que dan cuenta de la capacidad del artista, de la unción que muestra la diversidad de matices y formas que se proyectan en una misma jornada, el Viernes Santo.

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