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martes, 30 de agosto de 2016

Carolina Marín, medallista y rociera


Adrián Martín. En el día de hoy, como ha difundido la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte a través de sus redes sociales, la medallista olímpica Carolina Marín volvió a ponerse a los pies de la Virgen del Rocío en su Santuario para ofrecerle la medalla de oro que ganó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

La ganadora del oro en bádminton, estuvo rodeada de su familia y estuvo acompañada por el presidente y miembros de la Hermandad Matriz de Almonte, quienes le mostraron el orgullo de que llevara el nombre de la Virgen del Rocío y su devoción por el mundo, así como de sus logros deportivos.

Ya durante los Juegos, Carolina Marín no se olvidó de ella portando una medalla de la Reina de las Marismas y ya, tras ganar la medalla, se atrevió a cantar junto a su madre la Salve Rociera en una entrevista a la cadena COPE.

Carolina Marín no es la única deportista de élite que durante los últimos juegos de Río han mostrado su religión sin tabúes, Ruth Beitia, tras ganar su medalla de oro en salto de altura, declaró que hizo lo que su madre le pidió, que rezara, y como cristiana y católica que es, así lo hizo.

Tímidamente, la religión entre los deportistas de élite no es un tabú, y las devociones particulares se ven engrandecidas con los logros de sus fieles devotos.
















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