Guillermo Rodríguez. Los cofrades que ya peinamos canas conservamos en nuestra memoria un buen número de imágenes que configuran el patrimonio de nuestra memoria sentimental, alrededor de la que se configuró nuestra infancia cofrade. Una de esas fotografías que articulan nuestros recuerdos más íntimos, aquellos que se forjaron a golpe de callejuela apresurada para alcanzar el momento preciso, es el antiguo palio que, según diseño de Manuel Mora Valle, bordaran las Madres Adoratrices de Córdoba en plena Guerra Civil para la Virgen de las Angustias y que en 1957 adquiriera la Hermandad del Prendimiento para materializar el manto que daba forma a la trasera del paso de palio de Nuestra Señora de la Piedad tantos y tantos Martes Santos.
A veces, los caprichos del destino permiten recuperar de un modo u otro estas joyas que atesora nuestro amanecer de las cofradías y que el tiempo intentó arrebatarnos para siempre. Uno de estos caprichos, fundamentado en el “esfuerzo y el cariño de un grupo de hermanos” y el buen hacer del bordador Francisco Mira Montoro, hermano de la corporación salesiana, permitirá que parte de los bordados de aquél manto puedan ser apreciados y disfrutados por las nuevas generaciones cofrades.
El Santuario de María Auxiliadora ha sido esta noche testigo de la presentación del nuevo manto de Nuestra Señora de la Piedad, un nuevo manto de vistas de terciopelo azul enriquecido con aquellos bordados que han sido restaurados por Francisco Mira, creando de este modo una nueva pieza para el ajuar de la Virgen que además estrenará “una cruz pectoral en oro amarillo con perla japonesa en el centro y rodeada de perlas cultivadas” y “un nuevo tocado y puños a juego, tratándose en esta ocasión de un encaje en punto Veneciano del siglo XVIII”, tal y como ha explicado a Gente de Paz Juan Carlos Sannz, hermano mayor de la corporación, “unas piezas adquiridas en un anticuario de Francia, de gran valor, dada la rareza de este tipo de encaje que en la actualidad ya no se realiza”, todo ello donado por hermanos de la corporación de María Auxiliadora.
Fotos Rafael Pérez
