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miércoles, 12 de octubre de 2016

De cerca con Antonio Bernal: "El tiempo y la historia nos coloca a cada uno en nuestro sitio"


Guillermo Rodríguez. No resulta frecuente entrevistar a un imaginero, fundamentalmente porque el elenco es considerablemente más reducido que cualquier otro de los que configuran el universo cofrade. Por eso planteamos esta entrevista con las precauciones propias de quien se enfrenta a lo desconocido, midiendo cada gesto y cada palabra.

He de reconocer que el protagonista de este diálogo me ha sorprendido gratamente. Antonio Bernal es un escultor contrastado, pero más allá de su innegable faceta artística, he descubierto a una persona que merece mucho la pena conocer en las distancias cortas. Un hombre abierto, sincero, honesto, íntegro, que se viste por los pies y no elude ninguna pregunta, que jamás ha antepuesto ninguna barrera externa a sus firmes convicciones.

Una persona con la que es factible mantener una animada conversación preñada de verdad, realizada a menos de tres metros de la recién restaurada imagen de Jesús de la Humildad y Paciencia y que destila esa honradez que tanto escasea en muchos que se autodenominan cofrades. Un artista que es capaz de transmitir con grandes dosis de pedagogía parte del incalculable conocimiento que atesora y que materializa con sus manos. Esta es una entrevista muy especial. No pierdan detalle.


Antonio Bernal es una figura sobradamente conocida en el universo cofrade en su faceta artística pero, ¿cómo definiría su figura desde el punto de vista personal?

Es la gente la que debe decir cómo es Antonio a nivel personal yo no soy quien para opinar al respecto. Creo que soy buena persona y humilde pero no me corresponde definirme como persona, corresponde a la gente.

¿Es cofrade de cuna?

No, yo no soy cofrade de cuna ni cofrade de nada. Yo soy imaginero. Me comprometo con todo el mundo en lo relacionado con mi trabajo, pero no me comprometo a nivel hermandad ni tengo intención de ser asesor artístico de ninguna de ellas. Sería complicarme la vida y restarle tiempo a mi trabajo. Soy cristiano, soy católico, las cofradías me encantan, la imaginería me vuelve loco y es a lo que me dedico. Desde niño he ido con mi madre a las procesiones y desde los 14 ya iba solo. 

¿Cómo se acerca Antonio Bernal a las cofradías?

Como espectador y con curiosidad. Lo que yo no podía imaginar en mi infancia y mi adolescencia es que iba a ser imaginero, que me iba a dedicar a la imaginería. Sí a la escultura o a la pintura porque es lo que yo he perseguido siempre. Yo me he sentido desde niño escultor, lo que pasa es que la vida te va llevando para un lado y para otro, acabé con 17 años de delineante. Pero llega un momento en que la cabra tira al monte y al final tienes que canalizar lo que sientes y lo que llevas y eso surge a los 33 años.

¿Cuáles son sus devociones más íntimas?

Soy muy clásico. Me gusta la dolorosa sentida. Disfruto con una esperanza y con un palio de bulla pero prefiero algo más místico, más profundo. No podría decirte una imagen concreta, cada una tiene algo, cada una es diferente. Es como los hijos o con los dedos; ¿cuál me corto que no me duela?.

¿Cuándo descubrió que en su interior se escondía un artista?

Desde muy pequeño mi afición fue el barro. Yo no he jugado a la pelota, con lo que más disfrutaba era con el barro. Ya con 4 años hacía mis primeros modelados y mis primeros belenes.

¿Cree que hay que ser creyente, católico, para ser imaginero?

No, para ser imaginero hay que ser escultor. Luego hay que saber meterle, por supuesto, lo que necesita una imagen, que es la devoción y la unción. Si un artista es capaz de hacer eso, no necesita ser religioso. Lo primero es sentir la imagen, qué quieres expresar. Es como el actor. El actor no tiene que ser ni de aquí ni de allí, tiene que saber interpretar el papel que le han dado. A mí cuando me piden una dolorosa me meto en el trance y voy buscando lo que quiero, la expresión, los ojos, cómo va a ser el cuello, qué giro hay que darle...



Hasta el momento, ¿cuál considera su obra cumbre? ¿De qué imagen se siente más orgulloso?

Un trabajo del que me encuentro muy satisfecho es el San Juan de Ávila de la Catedral. Pienso que es una obra muy completa porque reúne la talla, las telas, la anatomía, la ornamentación y todo. Para mí es una obra muy completa.

¿Le molesta que parte del público, desde la ignorancia, le identifique más con figuras secundarias que con imágenes marianas o cristíferas?

No me molesta en absoluto. A Antonio lo relacionan con los misterios porque fue con lo que empezamos pero te digo que como escultor, para mí resolver una escena es una enorme satisfacción. Me gusta crear la escena, las expresiones, que haya diálogo, comunicación... para mí es un reto conseguir eso. Yo veo muchos misterios que no forman una escena, en los que no hay conexión ninguna entre las imágenes y hay cosas que están muy estudiadas, que se hacen adrede. Para mí eso tiene tanto valor como cualquier talla, es la gente la que no valora llamándolas las figuras secundarias. Para mí es tan importante hacer un romano como un Cristo, exactamente igual, el mismo cariño y el mismo empeño le pongo a un sayón que a una dolorosa. Así concibo yo la escultura. En una escena cada uno tiene que estar en su lugar; entonces he cumplido lo que para mí es un misterio, para mí eso tiene mucha importancia

¿Cómo ha evolucionado Antonio Bernal, artísticamente hablando?

Todo artista tiene una evolución. El mismo trabajo diario te va convirtiendo en profesional. Vas conociendo más la materia en la que trabajas, la madera, y las herramientas con las que trabajas. Cada día vas creciendo como profesional, descubriendo cómo sacar la máxima expresión a una figura. Si realmente tienes inquietudes y sigues trabajando, vas creciendo.

¿Por qué se representa Antonio Bernal en el misterio de Humildad y Paciencia?

Tal vez hubo un punto de prepotencia juvenil pero al mismo tiempo tenía claro que quería ser un Cirineo, no quería ser un romano, sino un Cirineo, porque me parecía más humilde hacer una figura flexionadas y ayudando a Cristo.

¿Es usted imaginero o restaurador?

Yo soy imaginero. ¿Cómo afrontó la restauración?. Después de muchos años de conocer la imagen desde que empiezas a tallarla hasta que la terminas, con todos sus procesos, una intervención en una obra, si está hecha en las mismas condiciones, es factible. Conociendo el soporte, los estucos, los yesos, cómo está la policromía, teniendo un poco de conocimiento y sabiendo que estás conservando y estás limpiando y estás retirando reintegrados anteriores o retintes, teniendo conocimiento de los materiales con los que está hecho y sabiendo qué tienes entre manos, hasta dónde tienes que llegar con una limpieza.

¿Qué opina de quienes dicen que las restauraciones no deben ser realizadas por imagineros?

Es la eterna discusión. El imaginero, según el restaurador, no debería de tocar. Por supuesto hay algunos imagineros que no deberían de tocar y otros que tienen conocimientos para tocar, no voy a dar nombres. En mi mano está coger libros, coger productos y aprender lo mismo que ha estudiado un restaurador. La misma capacidad, lo mismo que ha aprendido y ha estudiado un restaurador lo aprendo yo. Formación y conocimiento y saber lo que llevas entre manos

Córdoba, Andalucía, es una tierra de eternas dicotomías. En sus orígenes usted fue protagonista de una especie de rivalidad con Miguel González Jurado, más vivida por los seguidores de uno y otro que por ustedes mismos, cosas de esta tierra empeñada en enfrentar a sus figuras. Una especie de rivalidad que tuvo uno de sus puntos álgidos el año en que coincidió el estreno de los misterios de la Sentencia y de las Penas de San Andrés. ¿Cómo vivió usted aquella especie de rivalidad?

Eso lo hace la gente, que necesita tener un triunfador... ¿el tuyo o el mío?. Eso me pasa también con Romero Zafra y somos como hermanos o más, porque para mí Romero es como un hermano y sin embargo intentan también comparar continuamente para ver si es mejor lo de Romero o lo de Bernal. Cada uno tiene sus gustos y su público. Yo recuerdo que en aquel entonces había quien me llegaba y decía "uno a cero", como si fuera un partido de fútbol, y yo me quedaba alucinado. Yo lo que viví es que estaba estrenando para Córdoba un misterio y en ningún momento pensé en esas historias, primero porque Miguel Ángel para nosotros era más profesional, porque llevaba ya dos años con Álvarez Duarte y un año o dos que había venido a Córdoba y nosotros empezábamos. Él estaba más hecho, lo de la rivalidad siempre fue cosa de la gente. Cada uno es cada uno y el tiempo y la historia nos coloca a cada uno en nuestro sitio.

¿Se adapta un imaginero o un restaurador a las presuntas exigencias de quien paga o la creatividad está por encima de los asuntos banales?

Hay quien viene y dice que quiere un misterio de cinco figuras. A partir de ahí le das forma, le haces tus dibujos. Algunas veces sí llega quien pide cosas más específicas, a lo mejor porque lo que quiere es una copia de otra cosa. Entonces te toca a ti saberlo llevar y presentarle tu propia obra, haciéndole ver que el resultado va a ser mejor que lo que quería copiar.

Y a efectos restauración, eso pasó al principio, muy al principio, cuando podías dejarte llevar un poco, pero cuando tomas conciencia de lo que estás haciendo y lo que es la restauración no te dejas influir, te dedicas a salvar lo que hay. Yo estoy tocando muchas imágenes de Martínez Cerrillo y quiero que cada figura de Martínez Cerrillo siga siendo Martínez Cerrillo, que lo veas y su impronta siga ahí.

¿Qué obras suyas verán la luz en los próximos tiempos?

Unos Ángeles pasionistas para los mercedarios de Panamá, una Lanzada para Murcia y el Cristo de la Bondad para Córdoba que ya lo estoy tallando, ya está la cabeza, el cuerpo, los giros hechos y está ensamblado.



En los últimos meses, corríjame si se me olvida alguna otra, dos restauraciones de imágenes de la capital que usted ha realizado han sido protagonistas de la información cofrade, la de María Santísima de la O y la Humildad y Paciencia. Háblenos de ellas.

A la O se le han arreglado pestañas una pequeña fisura y el efecto típico de los alfileres en la frente el cuello, pero la Virgen estaba bien. Al Cristo, después de tantos años y tras haber intervenido otras manos que han quitado o que han puesto, yo he intentado recuperar el original de Martínez Cerrillo. La última restauración creo que fue de Valverde de Andrés me parece. Las piernas se las hicieron nuevas, creo que se las hizo Miguel Ángel González con Oscar, el de Santa Águeda, cuando estaban en la Escuela de Arte. Me parece que es en esa época cuando Valverde restaura al Cristo y ellos hacen las piernas y el sudario, aunque eso tendría que contrastarlo. Ahora lo que se ha hecho es ensamblar todo, recuperar todo. Por mis manos pasó cuando se hizo el misterio. Entonces se le volvieron a tocar todas las uniones que tenía.

¿Cuál era el estado en que se encontró a la imagen de Cerrillo?

Estaba mal de yesos, de estucos, de policromías, de todo eso estaba muy deteriorado, desprendida la capa del soporte, ha habido que inyectar mucho y muchas grietas que ha habido que arreglar con silatas de madera, que son cuñas que se meten encoladas hasta el fondo para darle solidez y frenar los movimientos que afectan a la base. Cuando las grietas superan unos milímetros, hay que intervenir con silatas de madera. La imagen lo que tenía era el paso del tiempo de una imagen de los años 40, considerando además el tipo de madera que se podía utilizar en aquella época, de menos calidad.

¿En qué base documental ha fundamentado las modificaciones que muestra la imagen, fundamentalmente en su espalda?

En primer lugar se ha hecho un estudio a través de radiografías para ver interiormente las grietas que nosotros hemos advertido en el exterior, hasta dónde llegan, hasta donde profundizan. Luego otro estudio visual y palpando los movimientos, donde hay movimientos, donde hay oscilación. Así se pone en sólido lo que es la pieza, luego viene la limpieza y luego se empieza a pegar, a reintegrar y quitar todo lo que esté suelto y salvar todo lo que se pueda salvar.

La imagen tenía sangre que estaba totalmente debilitada por el roce y por el tiempo había perdido intensidad y color. A base del roce, la cabeza de muchas gotas estaba blanca. En ese caso se ha buscado el tono que tenía y se ha reforzado el color. Hay otras que tenían repintes encima. Al limpiar esos repintes han aparecido cardenales, moratones, que en policromías anteriores habían sido tapados, por ejemplo, los moratones del hombro de cargar la cruz existían, pero en una intensidad muy débil. Estaba todo gastado por el roce u oculto por los repintes. Lo que tiene es lo que tenía pero reforzado.

En los ojos se le ha hecho una limpieza al cristal blanco. Entre el paso del tiempo, que lo había oscurecido, y una pestaña tan fuerte y tan espesa, cortada además por las puntas y muy metida, eso provocaba que el Cristo bizqueara. En el momento en que le hemos quitado las pestañas y le hemos limpiado el ojo ya no está bizco. Ahora pensarán que le hemos hecho cualquier cosa, porque ahora vendrá la polémica. Dirán que está más moreno o que no está más moreno, que si lo hemos pintado o no lo hemos pintado, que si esto lo tenía o no lo tenía... muchos qué son de la misma hermandad ni siquiera se habrán dado cuenta de que tiene el codo roto, que tiene determinada herida, que tiene las ataduras de la mano... porque no se lo han visto nunca. Se fijarán ahora, además de que había muchas cosas perdidas por el roce. En el pelo se le ha quitado mucho yeso, estaba muy embotado, y en la parte de atrás el tallado que tiene estaba tapado con yeso, no sé si de otra segunda restauración.



¿Las juntas de gobierno tienen la formación artística necesaria?

Hay de todo, unas sí y otras no, y en una misma junta hay gente capacitada para hablar de arte y hay otros miembros que serán muy cofrades y tendrán mucha devoción a su imagen pero no tiene conocimiento artístico, aunque eso es normal.

¿Ha sentido en ocasiones que por parte de quien paga se le ha pedido lo que se debía pedir?

Tan solo en el misterio de la Paz se repitió una cabeza porque se considero muy joven una de las cabezas que se hizo, y la Junta acordó que se hiciera otra más madura, con la expresión más madura. Es lo único que recuerdo, por lo demás no he tenido nunca ningún caso así.

¿Se siente profeta en su tierra?

Me siento valorado en mi tierra. Hace un año me han nombrado académico por Córdoba en noble arte. Para mí, reconocerte como miembro de la Real Academia es lo más que te puede dar una ciudad. Dentro de las cofradías mis misterios están ahí. A todas partes a las que voy soy bien acogido y de aquí han salido los misterios a toda España, lo que significa que han gustado, así que yo me siento satisfecho. Tengo también el premio Juan Bernier. Córdoba dentro de lo que puede dar y ofrecer a la gente como reconocimiento a mí me lo ha dado. Soy profeta en mi tierra. Siempre se dice que hay que salir de Córdoba para que te consideren. Ni Romero Zafra ni yo hemos tenido que salir para que nos consideren.

¿Qué sueño le falta por cumplir?

Siempre he tenido pendiente hacer un amarrado a la columna y hay un sepulcro que he presentado para Murcia que representa a los Ángeles que quedaron en el sepulcro para velar el cuerpo de Él. Ese misterio, al parecer, procesionó antes de la Guerra Civil y en la República lo quemaron. Este seguramente en un futuro se haga.


Fotos Antonio Poyato





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