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martes, 18 de octubre de 2016

Las hermandades cordobesas apuestan por el proyecto de la Agrupación


Guillermo Rodríguez. Hoy es un día histórico para la Semana Santa de Córdoba. Un día que pasará a los anales de la memoria cofrade de esta ciudad. Una jornada que marcará un antes y un después en la configuración y en la fisionomía de las cofradías y que afectará decisivamente a su evolución y al futuro que percibirán como herencia las próximas generaciones de cofrades, que juzgarán estos días desde la distancia que otorga el paso del tiempo para poner a cada cual en su sitio en función del papel que le haya tocado desempeñar.

Un sueño para buena parte de los cofrades de esta ciudad que tuvo su origen en los lejanos años ochenta, cuando la Agrupación de Cofradías, entonces presidida por Juan Villalba, comenzó a sentar las bases de lo que ahora parece estar al alcance de la mano. Porque, que nadie lo olvide, a pesar de lo más difícil parece haberse logrado, ahora será el turno del Ayuntamiento que, bajo múltiples apariencia, tendrá que pronunciarse y otorgar el visto bueno al proyecto por el que las hermandades cordobesas se han decantado. Un visto bueno que nadie contempla que no se produzca, pero que ha de darse y hasta que se conceda, retumbará más una voz discordante con ganas de hacerse notar, no les quepa duda.


Esta noche, los máximos responsables de las cofradías penitenciales de la ciudad de San Rafael han optado mayoritariamente (23 a favor del proyecto de la Agrupación, 11 a favor de la propuesta alternativa y 2 votos en blanco) por la propuesta presentada por el máximo organismo cofrade que encabeza Francisco Gómez Sanmiguel que pasará a la historia por ser el presidente que logró lo que hace tan sólo unos años parecía una quimera, una Carrera Oficial cuyo eje esencial se encuentre en la Santa Iglesia Catedral. Con el paso de los meses, cuando las duras negociaciones para cuadrar los horarios sean objeto de debate colectivo, pocos recordarán a quienes dijeron no, y solamente algunos a quienes optaron por la propuesta "rebelde". Dicen que a la historia pasan los vencedores y hoy Gómez Sanmiguel ha salido victorioso. En el pleno también se han aprobado algunos aspectos que configurarán la Semana Santa, como el que todas las hermandades realicen idéntico recorrido en la carrera oficial, que las bandas acompañarán con música durante toda la carrera oficial, salvo en el interior de las naves de la Catedral y los penitentes sin hábito no podrán hacer carrera oficial.

La Carrera Oficial aprobada por el pleno tendrá su inicio en la Puerta del Puente, Torrijos, Cardenal Herrero, entrada en la Catedral por la Puerta del Perdón y salida por Santa Catalina con final en la esquina de Magistral González Francés con Cardenal Herrero. Un proyecto en el que se establecen tres vías de entrada al itinerario común, Puente Romano, Ronda de Isasa y Sta. Teresa de Jornet/Avenida del Alcázar y cuatro de salida, S. Fernando/Diario de Córdoba, Calle Lucano, Puente de Miraflores/Ronda de Isasa y Calle Caño Quebrado.



Cabe recordar que la Vocalía de Estación de Penitencia de la Agrupación realizó un estudio de viabilidad de la propuesta de Carrera Oficial en la Catedral que se presentó durante el mes de julio a todas las hermandades, que consideraba “una serie de apreciaciones que abarcan aspectos muy diversos, además del enriquecimiento espiritual que supone realizar estación de penitencia en el primer templo de la Diócesis. Así, en el tema económico, se ha planteado que esta nueva Carrera Oficial sugerida superaría con creces el número de plazas de sillas y palcos de la actual –que pasarían de 286 a 400 en el caso de los palcos y de 1500 a 3500 en el caso de las sillas- por lo que la recaudación, por este concepto, sería superior a la existente. El aumento de palcos en la nueva carrera oficial sería necesario ya que se espera que la demanda por parte del turismo existente en esta zona sea mayor”. 

También se analizaban aspectos como el impacto visual o la seguridad. En el aspecto estético la Vocalía de Estación de Penitencia contemplaba en el informe que el impacto visual del transcurrir de las cofradías por el casco histórico de la ciudad proporcionaría un marco único por tratarse de monumentos y calles que ostentan la calificación de Patrimonio de la Humanidad, constituyendo un aliciente más para el turismo en Córdoba. Otro aspecto a tener en cuenta es el de la disminución de problemas para la movilidad en la ciudad, tanto en lo que hace referencia al tráfico rodado como al peatonal, ya que, de acuerdo con este estudio de viabilidad, la nueva Carrera Oficial discurriría zonas peatonales en su totalidad, con pocas viviendas y negocios susceptibles de sufrir posibles incomodidades, lo que fue valorado muy positivamente desde el Ayuntamiento lo que nos lleva a pensar que se contará con su apoyo, tal y como ha sido manifestado por la propia alcaldesa de la ciudad.


Asimismo, el proyecto aprobado contempla una mejora del servicio a los usuarios de sillas y palcos al estar cerrado todo el recinto, pudiendo acceder solo los abonados y los vecinos de la zona. En el importantísimo aspecto de la seguridad, la propuesta ofrece numerosas zonas de evacuación, tanto desde la zona centro de la ciudad como desde la Catedral, ya que no se utilizarán calles de la Judería como Deanes o Blanco Belmonte para el paso de las cofradías sino Ronda de Isasa, Paseo de la Ribera, Torrijos, Cardenal González, Lucano y San Fernando, evitando con su uso aglomeraciones de público en calles estrechas, por lo que se presume que se contará con el apoyo de Policía Local, Policía Nacional y Protección Civil.

Una aprobación que llena de satisfacción a quienes consideramos que salir a las calles cada primavera sin realizar Estación de Penitencia ante Jesús Sacramentado carece de sentido alguno, al tiempo que sienta las bases de la Semana Santa del futuro, la que conocerán los cofrades del mañana, los mismos que no dejarán de preguntarse asombrados, cómo pudo sobrevivir durante tantas décadas estériles una Semana Santa de las más mediáticas que existen desangrándose en un  inconcebible círculo vicioso alrededor de una estatua ecuestre.





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