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lunes, 12 de diciembre de 2016

Así era Antonio Santiago hace un cuarto de siglo


Carlos Gómez. La evolución el mundo de los capataces y costaleros es una evidencia que se manifiesta con vehemencia en los últimos tiempos a pesar de que la esencia, los pilares básicos y todos los demás elementos indisolubles a su particular idiosincrasia dentro del resto del Universo Cofrade es una constante que se ha mantenido inalterable a las modas pasajeras.

Si tuviésemos que destacar a uno de los capataces con mayor responsabilidad en la difusión de este oficio en las últimas décadas, probablemente en la mente de todos, más allá de filias y fobias, ocuparía un lugar preferente Antonio Santiago. Su trascendencia indiscutible lo sitúan como una figura imprescindible para comprender la realidad actual que rodea esta manifestación sui géneris que se desarrolla alrededor de un llamador.

En 1990, Antonio Santiago hablaba para la Canal Sur Televisión, apuntando ya por aquél entonces para de los fundamentos en torno a los ha desarrollado su exitosa carrera cuyos cimientos descansan en los sólidos planteamientos que ha defendido a lo largo de los años al frente de todas aquellas cuadrillas en cuya dirección ha creado escuela, impartido su magisterio y forjado una leyenda.






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