1556 es la fecha clave para determinar los orígenes de la Semana Santa. Es cuando el cardenal Quiñones hace llegar al Arzobispo de Toledo el oráculo de viva voz del papa Paulo III, concediendo a la cofradía de la Vera Cruz, por hacer estación de penitencia, las mismas indulgencias que se ganaban en Roma visitando sus iglesias el Viernes Santo. Para ganar estas indulgencias era necesario acompañar la procesión del Viernes Santo disciplinándose o alumbrando, arrepentidos y confesados de sus pecados o con el propósito de confesarlos [SANCHEZ MANTERO, RAFAEL.- El marco de la Sevilla Barroca. La crisis del s. XVII. (Servicio de publicaciones de la Universidad de Sevilla. 1988)].
Este beneficio espiritual se extendió rápidamente dando lugar al nacimiento de otras cofradías de la Vera Cruz en distintas poblaciones. En Córdoba, según Nieto Cumplido [NIETO CUMPLIDO, MANUEL.- Historia de Córdoba. Tomo II. Servicio de publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba. 1984], existió una bajo esta advocación desde 1497, pero es sin duda a partir del documento del cardenal Quiñones cuando inicia su esplendor.
Con la procesión de la Vera Cruz, la tarde-noche del Jueves Santo está configurada la Semana Santa de la primera mitad del siglo XVI. Es entonces cuando surge la idea de completar la celebración pasional incorporándole una advocación de la Virgen, y esa Virgen, en Córdoba es la que conocemos con el nombre de Virgen de las Angustias y que en un principio llevaba indistintamente el de Soledad o Quinta Angustia y en el siglo anterior, el de Pasmo de Nuestra Señora o Nuestra Señora la Amortecida.
Este beneficio espiritual se extendió rápidamente dando lugar al nacimiento de otras cofradías de la Vera Cruz en distintas poblaciones. En Córdoba, según Nieto Cumplido [NIETO CUMPLIDO, MANUEL.- Historia de Córdoba. Tomo II. Servicio de publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba. 1984], existió una bajo esta advocación desde 1497, pero es sin duda a partir del documento del cardenal Quiñones cuando inicia su esplendor.
Con la procesión de la Vera Cruz, la tarde-noche del Jueves Santo está configurada la Semana Santa de la primera mitad del siglo XVI. Es entonces cuando surge la idea de completar la celebración pasional incorporándole una advocación de la Virgen, y esa Virgen, en Córdoba es la que conocemos con el nombre de Virgen de las Angustias y que en un principio llevaba indistintamente el de Soledad o Quinta Angustia y en el siglo anterior, el de Pasmo de Nuestra Señora o Nuestra Señora la Amortecida.