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viernes, 2 de enero de 2015

Verde Esperanza: Ver, escuchar, reflexionar y callar


Feliz año, estimado lector, le deseo que esté colmado de Amor y de Esperanza (ya sabe usted que me tiran los “colores”…). Acaba de nacer este 2015, ni siquiera se podría decir que hubiera llegado a la juventud. Si tuviéramos que realizar el símil con las etapas de la vida de una persona, estaría recién salido del vientre materno.


Precisamente hoy quiero hablarles de la juventud, de ahí el comienzo de este artículo. Yo, que soy joven aún, percibo -en general- que la denominada juventud cofrade está un poco desorientada, con mucho ímpetu pero sin saber canalizarlo. La primera razón está clara… Falta de espejos en los que mirarse. Y es que si atendemos a los ejemplos que dan muchos que han formado o forman partes de Juntas de Gobierno o simplemente aquellos que deberían, por esencia y experiencia, servir de modelo para los más pipiolos, es fácil comprender ciertas actitudes de los mismos. Utilizar el mundo de la Semana Santa como un escaparate en el que exhibirse y darse a conocer (paseando medallitas, por ejemplo, que eso gusta mucho), tener las palabras responsabilidad y compromiso como opcionales dentro del propio diccionario cofrade relacionado con tu Hermandad o prestar excesiva atención a aspectos folclóricos –el mundo del costal, las bandas…- que también forman parte de las Cofradías, pero distan mucho de ser importantes… Son comportamientos inequívocos que pueden hacerle una idea de lo que hablo. No existen, en general, referentes claros que los más inexpertos puedan tomar como modelo a seguir.

Somos jóvenes, no hay que tener ninguna prisa puesto que, si así lo queremos, tenemos el futuro asegurado. Llegar con ímpetu al seno de una Hermandad es elogiable, pero como decía al principio, hay que saber canalizarlo. Y, algo muy importante, saber escuchar. Hay personas que llevan en la Hermandad muchísimos años, con gran cantidad de episodios que habrán vivido todo ese tiempo, es probable incluso que debamos agradecerle a ellos que la Cofradía esté como está. En definitiva, hay que estarles agradecidos y respetarles profundamente. Si un chaval o chavala de Grupo Joven desatiende o cree saber más que alguien con dilatada experiencia en la Hermandad… comete un craso error, error de novato quizá. Somos nosotros, los nuevos, los que hemos de saber adaptarnos al funcionamiento de una Hermandad, y no pretender egoístamente que sea al contrario.



No sólo pasa en las Hermandades, también se puede observar cómo en la sociedad en general cada vez nuestros mayores pasan a un segundo plano, aplastados bajo la fuerte pisada pero imprecisa de los más imberbes. No es que sea improductivo simplemente, que sería realizar una lectura excesivamente simplista del asunto. Sino que resulta realmente triste que un “niñato” (dicho sin la connotación peyorativa) que sólo cree saber de solos de cornetas floreados al extremo o de chicotás del Caballo de Triana “tela de guapas”, intente imponerse de mala manera a otros que, verdaderamente, tienen la cabeza sobre los hombros.

Por eso, el primer mensaje que quiero lanzar en este tierno 2015 que nos alumbra va dirigido precisamente para aquella juventud que le guste la Semana Santa. Antes de nada, ver, escuchar, reflexionar y callar. Al fin y al cabo, estamos recién aterrizados en este mundo, un territorio complejo que seguramente nos supere, por lo que si pretendemos avasallar… seguramente terminemos avasallados. Lo inteligente es saber aprender desde el respeto a los mayores, que también se pueden equivocar, ¡obviamente! Pero hemos de saber estar callados, esperando nuestro momento, formándonos en la fe cristiana para saber afrontar de forma óptima las variopintas situaciones que nos encontraremos con el gotear de los años. Acudamos a catequesis de Confirmación, así como a otras reuniones de formación, impliquémonos con nuestra Hermandad desde los Grupos Jóvenes… Realmente todo ello es necesario y va a ser la base sobre la que se sustentará la fe de los miembros de toda Cofradía. Los pilares de los grandes edificios han de ser perfectamente sólidos. El futuro es nuestro, llegará a nosotros sin darnos cuenta, como llegó anteriormente a otros, pero hay que saber esperarlo y adquirir experiencia vital dentro del seno de nuestras Hermandades. Que este mundillo, repito, es muy perro…

José Barea











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