Cree el ser que engrandece a Dios otorgándole bienes terrenales, ofrendas tan suntuosas como vacías. La palabra celestial germina en el alma y es aquí, cuando el tacto creador, ofrece la balanza. Escoger una tierra fértil, la brisa, la luz, el agua y ante la duda existencial, la oración.
Hablar con el Padre, escuchar en intima introspección, la sabia voz del silencio, conciencia que proyecta al firmamento nuestros actos. No corones al que nació Rey y si el fulgor de su mano te señala como bienhechor de su rebaño, sé humilde pastor, dispuesto a servir. El poder inmaterial, es la verdadera raíz con la eterna Gloria, ya que sus matices, sus enseñanzas, son senderos del alma.
José Antonio Guzmán Pérez
Recordatorio Calvario de iris: María