Una mujer de manos curtidas, callada. Sus ojos poseen matices espirituales, tacto sobrenatural, cual brisa que sana y alienta el alma. Junto a un arroyo que circunda un pequeño palmeral, habla con niños que la llaman "Madre Palma", mientras se enfrían raíces de "jabonera" hervidas, para suavizar lienzos de Lino, recién terminados de tejer.
Siempre que le encomiendan esta labor, se estremecen sus entrañas, reflexiona, una raíz tan dulce para suavizar la amarga mirra del sepulcro. Son tiempos convulsos, el opresor romano tiene hambre de impuestos y sed de sangre. Pese a la dura jornada, María de Nazaret siempre posee una sonrisa.
Hoy, la atardecida, como años atrás, en Belén, trae ecos de Gloria y el Hijo del Hombre comienza su Sagrado Ministerio. Parientes y amigos cenan en la casa de María, al despuntar el alba, Jesús, irá a reencontrarse con Juan. El mundo conocerá la Buena Nueva, está escrito.
María de Nazaret, Consagrada por Dios, Sagrario de Santidad y Madre Universal.
Siempre que le encomiendan esta labor, se estremecen sus entrañas, reflexiona, una raíz tan dulce para suavizar la amarga mirra del sepulcro. Son tiempos convulsos, el opresor romano tiene hambre de impuestos y sed de sangre. Pese a la dura jornada, María de Nazaret siempre posee una sonrisa.
Hoy, la atardecida, como años atrás, en Belén, trae ecos de Gloria y el Hijo del Hombre comienza su Sagrado Ministerio. Parientes y amigos cenan en la casa de María, al despuntar el alba, Jesús, irá a reencontrarse con Juan. El mundo conocerá la Buena Nueva, está escrito.
María de Nazaret, Consagrada por Dios, Sagrario de Santidad y Madre Universal.