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domingo, 16 de agosto de 2015

La Firma Invitada: El gran ojo del Estado


Cuando Zoido llevó a Rafael Catalá a los palcos del Ayuntamiento, Luis Miguel Martín Rubio lo subió al balcón de la Macarena y el concejal Curro Pérez lo guió por las filas de la Esperanza de Triana, el ministro de Justicia ya sabía que en las cocinas de su departamento se ultimaba la gran reforma del Registro de Entidades Religiosa, unos cambios profundos que interesan, afectan e incumben (elijan ustedes el término) a miles de hermandades y cofradías de toda España. Pero el ministro no dijo nada. Guardó el silencio debido. Esta gran reforma, todo hay que decirlo, se ha publicado con agosticidad, como si fuera una cofradía de ruán de las que se encierra en el templo con celeridad, sin ni siquiera colocar las imágenes de cara al pueblo. Catalá ha publicado el Real Decreto el 1 de agosto, sábado además en el calendario. ¡Eso son ganas de que nos enteremos! ¡Así se hace, señor ministro!

Prepárense las cofradías a tener bien actualizados sus datos en el Registro de Entidades Religiosas. Este registro, no nos engañemos, le interesaba lo justito hasta ahora a las hermandades. Nos explicamos: se registraban cuando querían solicitar la exención del IVA de una obra o inscribir la casa de hermandad en el Registro de la Propiedad. Entonces necesitaban solamente el certificado del Arzobispado. ¿Y qué hacía el Arzobispado? Sacar partido de la situación. Los curas no emitían el certificado si previamente no le habían presentado las cuentas. ¡Cada cuál aprovechaba para lo suyo! “¿Se dan cuen?”, que diría Chiquito. Hermandades de tronío hubo que tuvieron que elaborar a toda prisa unas cuentas para ahorrarse una verdadera milloná del IVA, ¿verdad?

Catalá obliga ahora a todos los curas y hermanos mayores a estar fichados ante el Estado. Todo sea por la seguridad jurídica. ¿No generan los curas efectos civiles cuando casan? ¿No se deriva de un bautizo la confesión religiosa de un ciudadano? ¿No piden préstamos hipotecarios las hermandades? ¿No tienen empleados, compran y venden artículos y piden subvenciones? Pues el Estado, ese gran ojo, quiere saber quiénes componen las juntas de gobierno, al igual que en el Registro Mercantil figuran los consejeros y apoderados. A Catalá le ha faltado pedir la relación de miembros de la oposición de cada cofradía, los que no acuden a los almuerzos oficiales y se dedican a largar desde el bar de la esquina. ¡Eso sí que es una información de utilidad y actual!

En el caso de los presbíteros, tendrán que renovar sus datos registrales cada dos años, oiga. Como la ITV, pero con casulla y cíngulo. Las hermandades, gran novedad, deberán acreditar además su “funcionamiento” cada dos años. Es decir, ojo a esas hermandades cuyos hermanos de vida diaria en la casa caben en un taxi, porque la cosa se presta a guasa…

Lo mejor del Real Decreto de Catalá, el ministro que pisó el palquillo, es que establece que en caso de cambio de hermano mayor, deberán firmar ante el Registro de Entidades Religiosas el saliente y el entrante. Pero unas líneas más adelante, el mismo decreto dice que se podrá prescindir de la firma del saliente… Eso es que Zoido debió susurrarle al oído que el traspaso de poderes en algunas cofradías tiene más aristas que la confección de una lista electoral. Que hay salientes que son como los funcionarios del PSOE que borran los ordenadores cuando llega el PP, y viceversa. Además, los nuevos hermanos mayores deberán pasar antes por el notario para obtener el documento público que servirá para su inscripción registral como representante de una entidad religiosa.

Muy interesante es la posibilidad que se abre de anotar templos o lugares de culto. Se deduce de esta nueva potestad la posibilidad de blindar aún más las iglesias, capillas parroquias, etcétera, no sólo mediante la publicación en el Registro de la Propiedad (téngase presente el caso de la Mezquita de Córdoba) sino ante el Registro de Entidades Religiosas como lugar de culto, para que quede acreditado su uso ante posibles reivindicaciones.

Ni que decir tiene que la entrada en vigor de este Real Decreto, que se producirá el 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, provocará una intensa actividad en los despachos del Palacio Arzobispal y en las hermandades. En la actualidad hay casos de hermandades registradas en las que aparece la ficha del hermano mayor de hace quince años (hasta ahora era voluntaria la inscripción de los dirigentes).









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