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domingo, 18 de octubre de 2015

El viejo costal: Tengo la esperanza de que no falte nadie


Soy hombre de agenda, lo confieso, es la única manera que en el campo laboral y personal nunca dejarme muchos cabos y flecos descubiertos, cosas de la edad.

Recuerdo como al anotar la salida extraordinaria por sus 75 aniversario, de la Hermandad a la que tanto aprecio le tengo, que es vecina de San Andrés, y apenas unas líneas detrás, el rosario de mañana de la Paz y Esperanza, no puede menos que sonreír, al ver la vida misma con los nombres de sus titulares: Penas, Esperanza, Paz y Esperanza.

Ya estamos el señalado fin de semana, estoy seguro, por que así lo quieren ellos, el cielo se ha abierto, y la lluvia ha dejado a Córdoba entera sin la presencia de tan singulares vecinos, paseando y celebrando los primeros, sus 75 años de existencia, y la segunda, como ya es costumbre, su anual paseo de buena mañana.

No creo que estas cosas sean ni buenas ni malas, simplemente son y obedecen a quien sabe que intenciones del divino hacedor, con renglones torcidos escribe, y alguna veces nos deja, además del mal sabor de boca, por nuestros planes desechos, por la ilusión puesta en estos actos, nos deja, decía, sin ellos.

Pero he observado algunas imágenes que son importantes, ya me lo decía un compañero cofrade, esta imagen dice mucho y la imagen, que la no salida de María Santísima de la Esperanza nos dejó, es en la que vemos como una vecina de esta ciudad se acerca al templo a visitar a la misma Reina del Cielo, y dejaba a sus píes, a modo de ofrenda la medalla de la ciudad de Córdoba, esta vecina, causalmente alcaldesa de nuestra ciudad, creo que entendió, que a una Reina no se la hace venir al ayuntamiento, teniendo ella su palacio en la misma ciudad y muy cerca de Capitulares.

A Ella la vi como lo que es, Reina, y la otra como súbdita agradecida a los píes de tan bella advocación, Esperanza. Buena "imagen que dice mucho" como ya decía mi buen amigo cofrade.

Hoy domingo, a media mañana, mi particular Reina se ha quedado en casa, la lluvia, dicen los que más, pero de buen seguro hay más razones, se me ocurren muchas, ¿será por los que no están?, no me refiero a los que nos faltan por haber sido llamados al cielo con ella, que a estos los ve cada día, y disfruta con ellos de los parabienes que Dios tiene reservados a los que en vida le sirvieron, no, no son estos los que faltan, son otros.

Pero bueno, hoy, hoy no toca dar explicaciones, hoy he notado la falta de muchas familias que antes estaban y ahora no se ven, solo los que miran, y miran con atención verán lo que nos dice María Santísima de la Paz y Esperanza, vamos a ver la imagen que nos deja, dentro de su palacio en el Convento del Santo Ángel.

No creo que la falta de asistentes vaya a ir en aumento, alguna vez parará, pero desde hace unos ocho años la misma no hace nada más que incrementarse,  por eso sentí pena, y aún mantengo la esperanza de que con paz, la esperanza de los hermanos siga latiendo con fuerza en nuestros corazones y ver que todos estaremos junto a Ellos en el templo o en la calle.

Entiendes mi sonrisa al verlos escritos.

El Viejo Costal
Antonio Alcántara














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