Blas J. Muñoz. La imagen de ayer con el Cristo de la Misericordia bajo el arropo del plástico no es exclusiva. La Madrugá de un Viernes Santo, cercano en el recuerdo, nos dejó al Señor de la Sentencia con un impermeable y, es más, a un paso que en el mejor de los casos podría tildarse de acelerado.
Imágenes que ya son parte de la historia de la Semana Santa así como de las Cuaresmas que vendrán. Un empeño que, al fin y al cabo, podría haber puesto en peligro la integridad de las Imágenes, si bien el hecho de contempladas en dicha tesitura tampoco deja indiferente a nadie.