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martes, 8 de marzo de 2016

Gladiadores del costal


Blas J. Muñoz. La expresión, por antonomasia, nos invita a recordar a una de las figuras imprescindibles para comprender el mundo de los capataces y costaleros. No solo en Sevilla, puesto que el estilo y la forma de trabajar con que impregnó Manolo Santiago al "mundo de abajo" marcó un antes y un después bajo las trabajaderas. Ello sin olvidar otra de las figuras más que necesarias en este apartado, la de Salvador Dorado, "El penitente".

La evolución técnica del Costalero, unida a una reconocible capacidad de sacrificio, propiciaron que este ámbito de las cofradías emergiese hasta el punto en que nos hallamos a día de hoy. Gladiadores, como los bautizó Manolo en el Porvenir, que siguen dando cuenta de una liturgia que, pese a adaptarse a la situación contemporánea, no deja de poseer un punto anacrónico que lo llena de encanto y de liturgia perdida.

Manifestaba un capataz cordobés en activo que echaba en falta esa antigua capacidad de sacrificio. Y, quizá, sea éste uno de los debe que están por solucionar. Sin embargo,  no es menos cierto que la misma se suple con un auge (hasta la fecha imparable) de costaleros, o aspirantes a serlo, en casi todas las cuadrillas de la actualidad.

Entre tanto, y a menos de dos semanas para que comiencen a caminar las imágenes del Señor y su bendita Madre, las "pilas" están cargadas, buena parte de los ensayos cumplidos y solo resta la vigilia que culminará cuando el llamador rasgar el silencio y treinta o cuarenta gladiadores comiencen a elevarse al cielo de un buen número de ciudades.



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