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lunes, 23 de mayo de 2016

La Virgen que protege al torero


Blas J. Muñoz. Puede ser un Viernes cualquiera, aunque ninguno a su lado lo es. Puede ser en el Viernes, como ya se narró este año, en que los peregrinos acuden a su cita puntual con la devoción que les marcó desde la infancia. Puede ser ante su azulejo donde la imagen cerámica proyecta la tradición, la cultura y la devoción de un pueblo que se dan la mano en el gesto, sencillo y complejo, del torero que se postura ante la Madre de Dios para rogar su protección.

Es una letanía imposible, que viaja en un anacronismo estudiado, la del hombre que se enfrenta a la muerte, en una plaza o en cualquier emplazamiento, y más allá de sus propias fuerzas busca el amparo divino, la Gracia sobrenatural. Y en una antigua y visualizado instantánea de Juan Serrano, "Finito de Córdoba", esa alegoría se reproduce entre el traje de luces y Nuestra Señora de los Dolores.

La devoción del diestro hacia la Señora es conocida, como su compromiso cada vez que la Hermandad de San Jacinto lo requiere. Pero también desde la Hermandad Servita el torero está muy presente, como en el tweet en que la cofradía felicitaba al matador por su XXV Aniversario de alternativa. "Que Nuestra Señora siempre te proteja". Tan sencillo y tan profundo como la vida que pende siempre de un hilo invisible.




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