La imagen del Nuestro Padre Jesús
Humilde en su Coronación de Espinas, fue realizada en
1.978 por el imaginero sevillano, Don
Francisco Buiza Fernández, y vino a sustituir a una antigua
dieciochesca procedente de la Cofradía
de la Pasión de Cristo que radicaba en el Convento de
Madre de Dios. Destacar en esta imagen,
la expresión del rostro que le imprime, a su vez dolor y
resignación y la perfección de su
anatomía y policromado. Esta es una de las obras cumbres de
su autor.





Es acompañada en el paso por dos
romanos y un sayón,
realizados en 1.984-1985 por el
jerezano Don Francisco
Pinto Berraquero. Imagen representativa
de la fuerza
creadora y del neobarroquismo propios
de Francisco
Buiza, en la que nos muestra a Cristo,
Varón de Dolores,
en el momento del escarnio por parte de
los sayones, una
vez coronado de espinas.






La figura, sedente, toma entre
sus crispadas manos la caña en señal de mofa de su realeza. Su rostro contiene toda
la fuerza
expresiva, cuyos cabellos alborotados
se entremezclan con las afiladas
espinas de su corona que se adapta
perfectamente a la talla. Destaca su
policromía tremendamente intensa, de
tonos verdosos, que le imprimen un
carácter patético y desgarrador.
La imagen que ha sido considerada
como una de las obras cumbres del
artista hispalense y una de las más
destacadas de la imaginería
contemporánea en Córdoba.












Representa a Cristo en el momento en que es ultrajado, sentado. Con
una valiente composición y cuidada anatomía, cubierta tan solo por un sudario
de finos
pliegues, en la que Buiza ha
representado con detalle la musculatura y venas hinchadas por los golpes
recibidos, así como los hematomas y regueros de
sangre producidos por la flagelación
que lo ha dejado abatido y sin apenas fuerzas, esas fuerzas que necesita para
poder concluir con su misión en la Tierra y
que parece pedir al Padre levantando su
mirada hacia el cielo. Luce potencias de plata sobredorada por Díaz Roncero en
1.996


