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sábado, 13 de agosto de 2016

Mi luz interior: Una noticia para congratularse


En esta cainita ciudad de Córdoba algunos nunca están contentos con nada. Este jueves nos desayunábamos con la noticia, publicada en Gente de Paz, de la aparición de una nueva banda en la ciudad. Una noticia que debería llenar de satisfacción a todos los cofrades de buena fe y sin embargo, fue propagarse la información e inmediatamente salir a la palestra los inevitables agoreros profesionales con los típicos tópicos de siempre. “Que si no han pensado en sumarse a alguna de las ya existentes, que si no hay ciudad para tanta banda, que si una banda de música no es rentable”, que pitos y que si flautas… ¿saben cuál es la población de Salteras? Pues revísenla y déjense de monsergas. Si un pueblo con esa densidad es capaz de albergar en su seno dos bandas estratosféricas, ¿realmente quieren hacerle creer al personal que en Córdoba es imposible soportar la existencia de tres o cuatro -me conformo con- buenas? ¿O es que los cordobeses somos más tontos que la media? Calma, cuenten hasta diez antes de responder. Una vez que la ironía, la mala baba y la imagen mental de nuestros políticos locales nos permite pensar con claridad, nadie puede sostener que la media de población en esta ciudad tiene menos capacidad, musical o de cualquier otra clase, que la que existe en otros lugares de Andalucía, así que la estadística no permite defender, de ninguna de las maneras, que no hay sitio para otra banda en Córdoba.

Lo que pasa es que a veces, y esto tampoco es exclusivo de nuestra ciudad, nos gusta sacarle la punta negativa a todo. Fíjense cómo es la cosa que el otro día incluso hubo quien criticó una entrevista en positivo que se le hizo en esta web al director musical de la Banda de la Estrella, otra a la que algunos le quieren negar el pan y la sal, según se desprende de algunos comentarios. Resulta, no se lo pierdan, que a algunos les parece mal que se hable bien de la banda de la Estrella, curiosamente los mismos que acusan de criticar por criticar cuando se mencionan aspectos a mejorar de manera constructiva. Lo que no se entiende es que a algunos les parezca mal que se haga una cosa y justo la contraria; si se critica porque se critica y se habla bien porque se hace “por amiguismo”… En fin, las cositas de esta ciudad.

Es como lo de la coronación de la Paz. No me creo que haya cofrades de esta hermandad que no quieran que se corone a su Virgen. Imagino que lo que ocurrirá es que algunos pensarán que con la riñonada que deben invertir en esa supercasa de hermandad que ha proyectado hacer su superjunta de gobierno, no desarrollen una superobra social acorde con una hermandad de esas características, antes de plantearse siquiera retomar el tema, simbólico, de que la Virgen se apellide coronada. O que viendo, como (casi) toda Córdoba ve (con permiso de Miss Cuqui), que hay una división evidente entre sus hermanos, no se preocupen antes de recuperar a quienes se fueron antes que cualquier otra cosa. Pero desde luego estoy segura de que coronarla satisface a todos sus hermanos, aunque sea algo que cada vez tiene menos valor porque está cerca el día en que el signo de distinción sea no estar coronada, al paso que vamos.

El hecho de que una banda no desaparezca, o en su caso se refunde bajo otra denominación, es una noticia que debería congratularnos a todos, de esto absolutamente convencida. Todo proyecto que tenga como eje central la música siempre es positivo. Toda ilusión que implique que nuestros jóvenes ocupen su tiempo en aprender, en formarse musical y humanamente y hacerlo además alrededor de nuestras hermandades es indiscutiblemente un motivo de gozo. El futuro determinará el éxito o el fracaso de la empresa, pero de entrada, no me parece razonable exigirle a nadie que renuncie a su sueño para obligarle a integrarse en una de las bandas que ya existen por el mero hecho de que su espíritu se alegre frente a un pentagrama, por el mero hecho de que su corazón lata a ritmo de compás binario. Por otro lado, nunca olviden que la ilusión y la independencia son tesoros a los que algunos no estamos dispuestos a renunciar, aunque eso suponga ser más humildes y más chiquitos, que no todo van a ser fusiones de bancos en la viña del Señor.

Sonia Moreno




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