"Otra victoria como ésta y volveré solo a casa"
(Pirro, Rey de Epiro)
Esta frase pronunciada tras la victoria por Piro al vencer en la batalla a los romanos, que pronunció tras contemplar el campo de batalla, donde miles de hombres permanecían muertos como costo y tributo de muerte, y que fue el origen del término victoria pírrica.
Y en la actualidad se están celebrando una serie de batallas, en este caso de enfrentamientos entre ideologías, las laicas por una parte y las de distintas religiones por otra, donde y válgame de ejemplo, Cádiz y en algún que otro consistorio se están solicitando a los consejos locales de Hermandades y Cofradías realizar la revisión de las partidas presupuestarias destinadas a la celebración de nuestros actos religiosos.
En el caso de Cádiz se ha entendido que hay cantidades que se pueden “abaratar” a cambio de que las subvenciones directas a las hermandades no sufran merma alguna, prescindiendo los cofrades de algunas cosas y colaborando con el ahorro a la corporación municipal, y así es como lo han manifestado en la prensa nacional, concretamente en el diario El Mundo, por palabras del presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Cádiz, D. Martín José.
Aclaran a más detalle, que las cantidades municipales del gasto por esta celebración se eleva a 200.000 € de los que 120.000 se destinan a las cofradías y el resto a montajes de palcos, etc., de esta cantidad, los cofrades gaditanos podrían prescindir de unos 60.000 €, entre otras cosas al no montar el palco de autoridades, esta y otras medidas, comentó D. Martín que serán tratadas la semana que viene el Huelva; donde estarán reunidos todos los consejos andaluces.
Bien iniciado el combate en este singular campo de batalla, donde intereses políticos, públicos, y económicos se mezclan hasta extremos inusitados, no será necesario recordar a nadie que poner una hermandad en la calle, con la única finalidad de realizar su anual estación de penitencia; causa de la salida de estas a la vía pública, supone también un gasto que es de cuantía considerable, cera, flores, bandas, mantenimiento de guión y varios miles de cosas más, forman las necesidades económicas de cada cortejo que sale durante nuestra Semana Santa.
Que esta tradición se mantiene por las cuotas de los hermanos de cada una de ellas, y por le pago a las mismas de sus correspondiente papeleta de sitio, con valores distintos, según el lugar a ocupar en estos guiones, y que se ayudan de las ayudas que reciben de las corporaciones municipales, y algunas por las asociaciones de hosteleros y similares.
Que esta configuración y tradición tiene unas consecuencias añadidas, a cambio, las ciudades que disponen de una Semana Santa, reciben una avalancha de turistas interesados por la peculiaridad de esta fiesta en España y especialmente en Andalucía, donde pueden ver el inigualable tesoro de la imaginería, orfebrería, el exorno floral, vestimentas, túnicas y actos tradicionales con siglos de persistente tradición enraizada en nuestra gente y normalizada en nuestras calles.
La hostelería y los servicios de las ciudades andaluzas podrán confirmar lo que hasta aquí he manifestado, y ahora que no está de moda las tradiciones de siglos, hay que poner trabas a todo lo que suene a iglesia, ahora se lleva lo de ser laicos y nosotros que somos iglesia lo vamos a aceptar de forma humilde y paciente.
Pero que no han de olvidar para esa reunión de Huelva, ninguno de sus asistentes, que las hermandades para realizar sus estaciones de penitencia, no necesitan salir a las calles, que las mismas se pueden organizar dentro de cada uno de sus templos, en sobriedad y solemnidad sustituyendo la salida por misas, vía crucis, etc.
Que al evitar los gastos de bandas, flores, auxiliares, etc., ganarían posiblemente más dinero que con las ayudas de los Consejos y Agrupaciones locales, y que algunas ciudades perderían algún que otro millón de euros, ingresados en hostelería, en servicios, en restauración, etc.
Y este es el final, esta será la victoria pírrica, los laicos de los ayuntamientos contentos, al no tener en sus ciudades actos religiosos, los cofrades contentos, ya que los actos serian en la más estricta de la intimidad de la hermandad, solo para sus propios hermanos, y los hosteleros y el resto de intervinientes, mucho más relajados, ya que no tendrían los agobios de la saturación, muchas veces vista, del 100% en sus hoteles, restaurantes, bares y otros servicios.
¿Todos hemos ganado?, Si, ¿pero quien es el vencedor de esta batalla?, pues como dijo Pirro "Otra victoria como ésta y volveré solo a casa".
Antonio Alcántara
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