Blas Jesús Muñoz. En esta época de verdades "relativas", nihilista e hija del positivismo (entendido como corriente ideológica y no como sinónimo errado de optimista como usaba Francisco Alcalde en una entrevista concedida a la Cadena Ser), todo importa nada y nada puede convertirse en todo.
Te puedes autodenominan aconfesional en el desayuno, laico a la hora de la caña con los compañeros de trabajo y en la merienda ya te has tornado en un devoto militante. Sin embargo, cuando te has duchado y te has metido en la cama, no le rezaba a las cuatro esquinitas porque te has tornado existencialista. Four seasons in one day, que cantaban los Crowded House.
Ese tema melódico y no entero debe ser el favorito de nuestra alcaldesa, esa que tiene el mismo carisma que Carme Chacón, pero que sale menos en la tele. Ahora se fotografía con cofradías, peñas y dentro de autobuses que, al ritmo que arden, le habrán tenido que pagar un plus de peligrosidad y, de ahí, que suba el precio del billete.
Ambrosio ha pasado por cuatro estaciones de pensamiento sin ser Vivaldi y, probablemente, las que nos queden por ver. Sin embargo, si se permite que cuando le viene la primavera toque un martillo que recuerde el que concede que es la misma y del mismo partido que quiere acabar con la religión en las escuelas para imponer su propia asignatura de moral política. Ni la incoherencia es patrimonio exclusivo de ella...
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