Que no estamos aún en Cuaresma (falta algo menos de un mes), es algo que no importa al cofrade, visto lo visto durante estos días. Se viven en Córdoba este año unas vísperas de la ansiada Cuaresma, más que animadamente.
No hay un rincón de Córdoba, en el que no te hablen de cierta Banda de Música y sus ganas de coger las maletas hasta otro local cercano (o al menos las ganas de llevársela de alguno de sus directores), ni te cuenten que ayer salía el cartel de Semana Santa (que me ha encantado, por cierto).
El sábado, aparte de ir a ver a la Virgen de la Paz en su día, pude compartir una noche de recuerdos de más de 15 años con un capataz de una Cofradía de Martes Santo, su señora, y un compañero de costal. Hasta mi compañero y sin embargo amigo de Gente de Paz, Pachi, apareció en una noche en la que la Cuaresma parecía estar en pleno auge.
Venían muchísimos hermanos de la Hermandad de la Estrella, con la ilusión de haber visto que su paso de misterio podría hacer estación de penitencia, sin problema alguno, a la Santa Iglesia Catedral. Era más que felicidad lo que sus relatos y caras reflejaban.
Y sin embargo, entre tanta felicidad que me han dado estos últimos días en mi tierra, en mi Córdoba, que hasta el equipo de fútbol ha contribuido con su gran imagen, algo me ha tirado por tierra casi toda mi felicidad. No es otra cosa que el fallecimiento de una persona queridísima en la Hermandad de la Estrella y como no, en la Paz y Esperanza.
Ha fallecido Don Manuel Ceular, buen padre, buen abuelo, buen hermano, buen cofrade, buen cristiano, mejor persona.
Recuerdo y siempre voy a recordar a Manolo, como una de esas personas que llevan a sus espaldas la carga de, en estos tiempos, ser viva imagen de lo que debe de ser una persona puesta por el creador, para darnos vivo ejemplo de humildad, franqueza, cariño al prójimo, amor infinito, ayuda constante, enamorado de sus costumbres, servicial, etc, etc, etc, pues a Manolo le pondríamos poner mil y un adjetivos, y ninguno sería malo, acaso algunos, hasta pequeños se le podrían quedar.
Un cofrade ejemplar, que casi en el día de su Virgen de la Paz se fue con ella, este año Manolo ayudará a buen seguro en el Cielo a preparar a ángeles noveles para la Semana de Pasión, junto a Dios, pues si Manolo debe de tener lugar en el Cielo, es ahí, cerquita de Dios, y adoctrinando a los jóvenes ángeles que vayan a ser mandados a la tierra con condición humana para hacernos la vida más fácil, más llevadera, para tener una mano que nos sostenga y nos anime a seguir en los malos momentos.
Comienzan pues, los Conciertos de Marchas Procesionales con más fuerza, aunque no estemos en Cuaresma aún, comienzan los ensayos de pasos de misterio y palio, aunque no estemos en Cuaresma aún, comienzan las tertulias enriquecedoras, llenas de recuerdos y proyectos futuros, aunque no estemos en Cuaresma aún, y se nos ha ido Manolo, aunque no debía de haberse ido aún.
Quizás Manolo se haya ido en un momento, en el que nos haya dejado su último mensaje a los que aquí quedamos, “fijaros en mi ejemplo, para vivir una Cuaresma dedicada a Dios”.
Quizás, haya sido su último servicio a su Padre, antes de acudir a su llamada. Se te echará de menos Manolo, pero no en esta Cuaresma, pues mientras algunos mangonean en la música, otros reinventan lo ya inventado en las Cofradías para vanagloria propia, personas como tú, hacen que el cofrade piense que para algunos, el amor a Dios y la vida dedicada a vivir como buen cristiano, ni tiene momento concreto, ni tiene que ser solamente en Cuaresma.
Quizás Manolo, te hayas ido en mala hora para algunos, entre ellos a buen seguro tu familia, pero tu otra familia, la de amigos y hermanos de la Semana Santa, sabemos que para ti, siempre sería buen momento para terminar donde partiste, en ese cielo allá arriba, donde viendo tu ejemplo quizás a algunos nos cueste llegar, y si algún día llegamos, ansiaremos de nuevo tu carácter, tu genio bromista y buen consejero.
Os dejo hasta el martes que viene, seguid disfrutando del tiempo de espera para la Cuaresma, y por favor, que nos gane el ejemplo de personas como Manolo, y estaremos preparados para una Cuaresma que a buen seguro, entenderemos mejor como preparativo para algo sagrado, y no algo comercial, exportable turísticamente o cultural.
Fernando Blancas Muñoz
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