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sábado, 17 de diciembre de 2016

Un regalo para la Esperanza trinitaria


Carlos Gómez. En ocasiones, los regalos más hermosos no son aquellos que implican un valor patrimonial más acusado, sino los que conllevan un componente sentimental y simbólico derivado del cariño que albergan en sus corazones quienes los realizan. Es el caso de quienes consideran a la Madre de Dios su propia madre, materializando en una sentida ofrenda el amor filial que profesan a la que siempre ocupó un lugar preferente en su altar de cabecera.

Esta semana, coincidiendo con la celebración de la festividad de la Expectación de la Virgen María, los miembros de la familia Gómez Garrido, hermanos de la hermandad de la Trinidad, hicieron entrega al hermano mayor, de un maravilloso tocado de encajes de aplicación de Bruselas a juego con un pañuelo del siglo XIX para Nuestra Señora de la Esperanza.

Un hermoso y emotivo gesto de devoción que se concreta en una nueva pieza que a partir de ahora pasa a formar parte del ajuar de la dolorosa que habita en la Basílica de María Auxiliadora y que permitirá, a través a sus donantes, sentirse un poquito más cerca de Ella cada vez que la Virgen la vista.

Fotos Benito Álvarez y Hermandad Trinidad



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