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domingo, 7 de julio de 2013

Verde Esperanza: Las imitaciones en el mundo cofrade… ¿Son moralmente aceptables?

Para situar el debate, me dispongo a hablar de las imitaciones que observamos en el mundo de la Semana Santa. Algunos tipos de copias pueden ser las que se refieren al estilo del andar de las cuadrillas –habremos oído multitud de veces eso de “este paso anda igual que…”-, al ámbito de la música cofrade (bandas que reproducen el repertorio de otras o siguen su línea musical), al terreno de los misterios o los palios, inspirados en otros… En definitiva, a todos aquellos aspectos externos y formales que rodean a  las Cofradías. Sirva esta breve explicación para contextualizar el tema. No esperen una lista de Hermandades que copian a otras. Pretendo adentrarme en el fondo de la cuestión, situado en el terreno de la moralidad.

No me detengo a ejemplificar ningún caso para no brindar información sesgada, y para no cometer la injusticia de citar unos casos sí y otros obviarlos, pero tengo la seguridad de que a todos los lectores se les vendrá a la cabeza alguna que otra Hermandad. “Ha copiado a…” dirán ustedes.

Un buen amigo, con el que he compartido mucho en esto de la Semana Santa en la red, me comentó hace tiempo que toda idea procede de otra anterior, y es una frase que se me ha quedado grabada. Todo lo que se crea nuevo está basado en algo que ya existe. Es decir, no hay nada que sea 100% original y que no esté relacionado con algo anterior. Piensen: a estas alturas… ¿Qué se puede inventar o reinventar en las Cofradías que sea novedoso y no se inspire en algo previamente existente? Me refiero a elementos que no resulten estridentes, claro está.

Cuando algo relacionado con lo cofrade es susceptible de ser comparado con otro algo ya existente, observo desconcertado cómo algunos “cofrades” (¿?) vierten atroces críticas sobre ello. Comentarios como: “mala copia”, “que se busquen un estilo”, “nos quieren copiar y no nos llegan ni a la suela de los zapatos”, “nos tienen envidia, por eso nos copian”. Sería capaz de seguir, espero que se formen una idea de a lo que me estoy refiriendo. Podría escribir tanto sobre este tema e ir desmontando argumento por argumento… Pero sería muy largo y aburriría al lector. Trataré de sintetizar al máximo.


Primera razón por la que criticar la copia es absurdo (por si no han inferido mi opinión ahí la tienen de forma diáfana): la Semana Santa no es un concurso de originalidad. Es más, no es ni siquiera un concurso. Esta visión es habitual para aquellos que ven en la Semana Santa un aspecto más de la sociedad en el que competir entre personas. Cuando establecemos comparaciones con el fin de atizar a Hermandades por haberse inspirado en otras, no hacemos más que dejar aflorar esa idea preconcebida que almacenamos en nuestra cabeza. Hay que eliminar del diccionario cofrade la palabra competición.

Segunda premisa, la que expuse hace unas líneas: no hay nada, y menos en el mundo de las Cofradías, que sea original en su totalidad. Toda idea proviene de una anterior. Y debe ser así, hay que ser cautos con las innovaciones radicales en la Semana Santa que rompan con el canon y los aspectos estéticos de la misma.

Tercera razón, la más contundente y racional. Los árboles vuelven a no dejarnos ver el bosque. Olvidamos qué subyace tras esta bendita locura llamada Semana Santa. Obviamos que el motivo de sacar imágenes sagradas, Hermandades, pasos, bandas a la calle no es otro que llevarle La Pasión de Cristo al pueblo, llevarle a Dios mismo. Todos estos elementos que acabo de citar son simplemente el medio que enlaza a los cofrades con Dios. ¿Qué más da que un misterio esté inspirado en otro? ¿Qué más da que una banda interprete las marchas de otra? Si el fin es darle color musical a La Pasión… Son elementos secundarios que en ningún caso pueden ni deben eclipsar al objetivo que tiene la Semana Santa. No quiero dejar lugar a que se me malinterprete como un ataque hacia estos aspectos secundarios: soy un confeso enamorado de la música cofrade, de las cuadrillas que andan con cambios, siempre de frente o como sea, o de la poesía que encierra un paso de palio… Pero estos elementos no tienen sentido si olvidamos lo principal. La belleza que rodea a la Semana Santa se esteriliza si Dios pasa a un segundo plano. O si directamente se le aparta.


El colectivo cofrade sigue tropezando una y otra vez con el mismo error, y cada vez con más frecuencia. Muchos, víctimas de la ignorancia, se preocupan más por hacer el mayor número posible de cambios con el paso, tocar más marchas de las bandas “top” (utilizo este adjetivo ridículo a propósito, pero ese es otro tema), tener más bordados y dorados que nadie, o de criticar a la Hermandad que copia a aquella otra, para ceñirme más al tema que ocupa este artículo, que de algo tan simple como dirigir la vista un poco hacia arriba y ver qué se encuentra encima del paso. Víctimas de la ignorancia, decía, que puede llegar a ser muy atrevida. El jarabe para contrarrestarla, muy fácil. Formación, en este caso cristiana y cofrade (estos dos elementos deberían ser indisociables) en las Hermandades. El peor enemigo de los cofrades comienza a ser el propio cofrade. Más interesado en disputar absurdas competiciones que de rendir culto a Dios y llevar su Pasión al pueblo. Preocupante.


José Barea









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