Un día como hoy, de hace ya 138 años, cuatro monjas sin hábito constituyeron el germen de las Hermanas de la Cruz, que siguen fieles al espíritu de Santa Ángela, su fundadora.
Por eso, en el aniversario de la fundación, en la Casa Madre se celebrará una misa a las diez y media de la mañana y, como siempre, numerosos fieles rezarán a la fundadora y a Madre Purísima, unidas en la capilla blanca, relicario de sencillez y santidad.
Nunca faltan devotos con peticiones y agradecimientos por los favores recibidos. Esa calderilla de milagros une a los sevillanos y los devotos foráneos con las santas de las Hermanas de la Cruz, Madre e Hija. Dos caras de la misma moneda de santidad.
Si Sor Ángela, que siempre fue pobre, decidió remediar la pobreza viviéndola con los necesitados en quienes veía a Jesús, Madre María Purísima, una niña bien de familia distinguida, renunció a todo para entregarse a Cristo siguiendo con absoluta fidelidad los pasos marcados por su Madre.
Para el 18 de septiembre, tercer aniversario de la beatificación de Madre María Purísima, está prevista la celebración, a las siete de la tarde, de una misa de acción de gracias. Cambian los tiempos y las circunstancias, las Hermanas de la Cruz, no.
Siguen fieles a su carisma. Son evangelio hecho carne por las calles de Sevilla. Y de todas las ciudades y pueblos que tienen la suerte de disfrutarlas. Y que las adoran.
Recordatorio Biografía de Santa Ángela de la Cruz
