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domingo, 16 de febrero de 2014

El Origen de las Túnicas de Capa


Para conocer el origen de las primeras túnicas de nazareno, tenemos que remontarnos a la Baja Edad Media. Entre los siglos XII y XV, se desarrollaron las ciudades, nacieron las catedrales góticas y las universidades, además de la expansión del cristianismo mediante las Cruzadas, el crecimiento del comercio o la creación del parlamento.

Por aquel entonces, la prenda que usaban los disciplinantes durante su mortificación era la hopa de color blanco. En el momento de la flagelación, con pecho y espalda completamente descubierto, atando la citada prenda con una soga hasta la cintura. La cabeza era cubierta con un capuz ajustado.

A raíz de estos hechos, se crea la túnica del nazareno por Europa, usadas hábitos de disciplina. Con el paso del tiempo, dentro de baja edad media apareció el capirote, pieza impuesta en la Inquisición como señal de castigo a las personas religiosas. Por encima, les era impuesta una tela que cubriera el pecho y la espalda con el capirote como señal de penitencia.


En Sevilla es tradición decir que la hermandad del Silencio fue la primera en incorporar la túnica de nazareno, algo que a día de hoy no está documentado. No se sabe si es la misma hermandad, la del Nazareno de Omnium Sanctorum –por aquel entonces–, la que llevó la túnica de lienzo morado, soga de esparto ceñida al cuerpo desde las axilas a la cintura, cabellera de fibra vegetales teñidas que la cubría el rostro, corona de espinas en las sienes, pies descalzos y cruz sobre los hombros. Así se conocen los primeros nazarenos de Sevilla pero... ¿cuál es la primera hermandad en incorporar capa?

Es una pieza que hoy día se siente identificada en su mayor parte a las cofradías de barrio o de corte más alegre pero lo cierto y verdad es que la primera en hacerlo fue la Quinta Angustia, como bien hace saber el anuario de la hermandad del año 2013.

Durante un cabildo celebrado en 1856 aprobaron la incorporación de la capa de color de crema, por la vinculación mantenida con los carmelitas. A ello se le añade el anagrama JHS (Jesús Hombre Salvador), de color rojo, hoy de blanco. Sobre el antifaz, el escudo de los cinco puñales, agregando el escapulario y cíngulo morado, guantes negros, calcetín blanco y zapato negro con hebillas. El estreno, un año más tarde de su aprobación, en 1857, dando un giro por completo a la estética de las cofradías. En esa misma estación de penitencia, los hermanos estrenan la medalla corporativa y el título de Pontificia.

Una década posterior, en la hermandad consta la vuelta a la anterior túnica modificando el crema de la capa al morado. Este giro en la vestimenta, parece ser producido por el ambiente romántico de la época en la ciudad por la Sevilla de los Montpensier, aunque parece más probable que sucediera por el arraigo de la hermandades con las congregaciones religiosas.

La túnica completa tal y como la conocemos hoy en la Quinta Angustia, no es culminada hasta el primer cuarto del siglo XX, con la incorporación de la sandalia avellana y las bocamangas crema de lanilla.

Como dato anecdótico, esta decisión es tomada tres generaciones más tardes del reinado de Carlos III, sustituyendo la capa larga y las chamberas, sombreros como los que lucen los seises, por una capa más corta y un tricornio, algo en lo que intentó intermediar un franciscano, el padre Yecla, sacerdote que con una corona de espinas sobre la cabeza, una soga y un crucifijo, predicaba por las plazas. 















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