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sábado, 15 de febrero de 2014

La firma Invitada: El Nazareno como el lince ibérico


La Juventud ese es divino tesoro que si la Semana Santa sabe cuidarlo, en un futuro le garantizará el buen estado de las Cofradías y sobre todo asegura la salud de una Semana Santa viva y lúcida. Pero me temo que esto no es así… los jóvenes hemos cambiado nuestro paso por las Cofradías, vivimos la vida de Hermandad de otra forma muy diferente a lo que lo hacían nuestros antepasados, no hay que irse tan lejos, a nuestros padres por ejemplo.

Antes ese niño que le gustaba la Cofradía de su familia, salía con papá o su mamá de la mano de nazareno o iba recogiendo cera, de aguaor o simplemente era el que hacia los apaños del capataz. El niño iba creciendo y después pasaba a ocupar las fijas de su Cofradía, con su cirio y hacer estación de penitencia.  Y una vez cumplido los 18 años o en adelante ya cumplía el sueño de ser Costalero o tocar en la Banda. Seguía una trayectoria ascendente. Ese niño iba cumpliendo etapas, se empapaba de la vida de su Cofradía, sabia lo que era salir de Nazareno y sobre todo sabía lo que era hacer una estación de penitencia de forma anónima.

En la actualidad estoy viendo una tendencia totalmente distinta a lo que comentaba anteriormente, en el 2014 ese niño a lo mejor si sale con su papá y mamá, pero ya dudo que se salga de capirucho, porque eso es “muu aburrio” no le dan importancia, como mucho que salgan de acólito o llevando alguna insignia “pa que me vean”. O en otro caso ese niño ya se apunta directamente a la Banda de su Cofradía y una vez cumplida esta etapa pasa directamente de Costalero. 

Se pierde la vida de Hermandad, hacer estación de penitencia. Nos quedamos con el “frikismo” de las marchas o el jugar a los pasitos. Y al final van quedando menos nazarenos, menos filas y menos devoción anónima, y no nos damos cuenta que gracias a esa gente anónima que decide esperar 365 días para ponerse un capirote y acompañar a su cofradía, es la que hace realmente que cada año podamos cumplir grandiosamente nuestro sueño. 

Os imagináis una semana santa llena de costaleros, paseándose alrededor del paso, los famosos musculitos o pasos con centurias tras ellos, pero con cuatro nazarenos delante… hablando mal y pronto. Si no cambiamos pronto el chip y lo enfocamos a lo que verdaderamente tiene sentido, y es que la base de una Hermandad son sus hermanos… o pronto viviremos estas consecuencias. 

Antonio Jesús Capote Barba











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