Sevilla y su provincia quieren despedir a su Patrona de la forma que mejor sabe y entiende, con un beso de verdad. Postrada en besamanos pasa sus últimas horas ante la cercanía de un público fiel, ante el incesante trasiego de personas que no quiere dejar cuentas pendientes hasta el lejano agosto de 2015.
La Reina y Patrona de Sevilla, lucia para este besamanos un manto en raso celeste, bordado en plata del Siglo XVIII, donado por Fernando de Ybarra a la Virgen de los Reyes con ornamentación de la Orden de Carlos III y la saya en blanco bordada que lucio en su Coronación Canónica, junto con el pecherín de amatista y la medalla del Gran Poder.
La ciudad no faltará jamás a esta cita que llegó en silencio, cuando el reloj marcaba las ocho en punto de la mañana.
Antonio Rendón Domínguez
Recordatorio Sevilla: Siempre igual, siempre distinta