Esta semana me he parado a pensar de qué hablarles, y he encontrado un tema del cual quiero comentarles. Se trata de la democracia interna en nuestras hermandades, un asunto que puede traer controversia, cuando algunos intentan torpedearla o hacer uso de ella con objeto de buscar su propio beneficio.
Con esta última frase, ustedes pueden pensar que me esté equivocando en el tratamiento de este tema, pero no, busco comentarles algunas experiencias o historias que han llegado a mis oídos sobre Cabildos Generales de Hermanos que han dejado bastante que desear, u otros momentos donde la democracia de una hermandad o ente agrupado de las mismas, ha recibido una estocada por aquellos que no ven necesario que haya democracia y que los hermanos o cofrades tengan ese poder, tener voz y voto. En verdad, la democracia en nuestras cofradías se celebra desde hace años, décadas, posiblemente siglos -esto último no lo sé-, pero como decía el que ha sido pregonero oficial de la Semana Santa de Granada en el presente año, David Rodríguez Jiménez-Muriel en un artículo de su "Alacena de las Ideas", "las Cofradías tienen la oportunidad de presumir que cuando en España había una dictadura, los hermanos votaban sin perjuicio alguno". Ciertamente, razón no le falta en esa afirmación.
Sin embargo, hay en algunas ocasiones donde la democracia en nuestras corporaciones sufren golpes que la dejan malherida. Esto no siempre ocurre, ya que son casos aislados, que atacan un derecho fundamental de los hermanos activos -aquellos hermanos con edad mayor o igual a 18 años y que cumplen las reglas o postulados para serlo-. Precisamente, en la ciudad de Granada, he visto cómo no se han celebrado algunas elecciones a hermano mayor por decisión tomada por el propio arzobispo, que exoneraba la convocatoria de las mismas, y prolongaba -sin pasar por las urnas- otra legislatura el cargo de hermano mayor y de la junta de gobierno a las personas que lo habían ostentado durante los últimos cuatro años. De parecida forma, ocurrió con la presidencia del ente organizativo en el cual se agrupada o federan las hermandades de pasión de esta ciudad, en el cual eligió a unos de los candidatos y lo nombró presidente, sin pasar por la urnas. Varios casos con un común denominador, o mejor dicho con una persona que ha sido protagonista en esto, pero como muchos dicen con la Iglesia hemos topado, y como las hermandades se rigen a sus reglas, evidentemente poco hay que hacer, o sí, ya ustedes pueden darme una respuesta sobre esto en forma de comentario en este artículo, que realmente les agradeceré.
Otros casos oídos o que me han comentado, pueden ser cabildos de hermanos en los cuales se modifica el censo por parte de los que los convocan. Esto se da muy pero muy poco casos. Les voy a contar una historia que me contaron el pasado invierno, y que algunos puede ser que se sientan aludidos. Una hermandad convoca cabildo para cambiar la forma de cargar su paso, y se presentan evidentemente numerosos hermanos con derecho a voto, así como otros que posiblemente no cumplan los requisitos para ser hermanos con ese derecho. Después de momentos de intenso debate y discusión, llega el instante de la votación en presencia del propio consiliario y director espiritual de la corporación, y sale aprobada la propuesta de cambio. El propio consiliario no vio nada punible en la presencia de otras personas que no cumplían los requisitos y que pudieron votar, y decantar la propuesta lanzada por la Junta de Gobierno. Les comento que días antes, los partidarios del "no", había intentado en las redes sociales, aunar esfuerzos para que saliera el "no", y solicitaban la presencia de los hermanos que no querían dicha propuesta. Esto también trajo algunas discusiones en dichas redes sociales, entre partidarios y detractores de la propuesta. Esta historia, como se la he contado, es como me llegó a mí, y les puedo decir que dichas discusiones en redes sociales, las ví y leí personalmente. Puede ser que lo que pasó en dicho cabildo no sea exactamente lo que ocurrió, ya que yo no me encontraba personalmente en el mismo, y puede estar sesgado por la persona que me la contó. Pero este es un ejemplo, en donde se ha recurrido a algunas "trampas" para conseguir que saliera lo deseado, y no la voluntad de los propios hermanos.
Más historias, posiblemente, la no celebración de los cabildos generales estipulados en los reglamentos internos, o no llevar a dichas asambleas de hermanos, algunos asuntos que deben ser aprobados por ellos, y no sólo por la junta que rige los destinos de la hermandad, y que además, están recogidos en las reglas, el deber de llevarlos para su final aprobación.
Estos son sólo algunos casos aislados, que evidentemente y pienso que no empañan lo suficiente el carácter democrático que impera y debe imperar en nuestras hermandades. No trato en este artículo de hablar de los propios elementos de democracia interna que poseen las hermandades, sino de algunos puntos que puedo considerar un poco negros. Ahora he recordado uno más que sería cuando un grupo de hermanos hace fuerza para salir el deseo de ellos, que aunque lo he tratado en la historia un poco, no he profundizado lo suficiente, sin embargo, lo dejaré para otros artículos.