Blas Jesús Muñoz. La labor social que desempeñan nuestras cofradías es uno de los grandes caballos de batalla de las hermandades, a las que distingue de corporaciones de otro carácter que reciben -a diferencia de las peñas, por ejemplo-, probablemente, mucho mejor trato que nuestras cofradías. Nuestros sanedritas nos cuentan hoy qué harían, si la obra social de sus hermandades dependiese de ellos. Sus respuestas son las que siguen:
Ananías. Hoy podemos ver como muchas hermandades tienen su labor social fuera de nuestro país, en lugares necesitados, azotados por el hambre o la guerra. Mi labor social como hermano mayor empezaría dentro de mi propia cofradía, barrio o ciudad.
Una obra social no es necesariamente donar dinero o alimentos, más cerca de lo que creemos hay muchas personas necesitadas de compañía, de un ratito de charla, de que las acompañen a dar un paseo o de una simple tarde de parchís. Mi obra social iría dirigida hacia los ancianos del barrio que se quedan solos. Por experiencia sé que con muy poco recibes mucho. Una hermandad que tenga una gran labor social tendrá el mejor patrimonio que se pueda tener, ni bordados, ni sedas, ni dorados. Un barrio identificado con su hermandad y una hermandad volcada con su barrio.
Anás. La verdad es que este asunto es un buen tema a abordar por nuestras hermandades en la actualidad. En estos tiempos de crisis que estamos viviendo en nuestra sociedad, nosotros no podemos vivir de espaldas a la misma, sólo mirando al cultivo y mejora de patrimonios y de gastos de bandas, etc... Nuestra sociedad exige una verdadera apuesta por nuestra parte y las hermandades debemos dar un paso al frente para poder resolver las necesidades de nuestros hermanos, de nuestros vecinos y de la sociedad en general, hay que atender las necesidades de los más cercanos y concéntricamente ir atendiendo a mas personas.
Las bolsas de caridad, la cooperación con Caritas, la creación de bancos de trabajo que generen un circulo entre los propios hermanos para poder darnos trabajo de unos a otros, por ejemplo, teniendo en nuestra propia hermandad una base de datos de trabajos ofertados por nuestros hermanos, por ejemplo (carpintería, fontanería, jardinería, clases particulares, cuidado de ancianos, pintura, cuidado de niños, etc...), y trabajos demandados por otros hermanos. De esa manera generaríamos trabajo para gente que necesita ingresos y seríamos puente entre hermanos de nuestra hermandad. También podríamos echar a andar un proyecto de acción conjunta entre las hermandades de un comedor social, o de ayuda a formación de niños en cuanto a clases particulares de materias con dificultad para ellos, etc...
En definitiva, dependiendo de nuestro potencial, podemos hacer mucho individualmente como hermandad o movernos conjuntamente entre muchas hermandades y promover empresas mucho más ambiciosas. Pero sí hay que concienciarse de que la sociedad está pasando un mal momento y que nuestro deber en la medida de lo posible es el de ayudar lo máximo a la misma.
Caifás. Talleres de formación profesional para hermanos desempleados. Comidas para niños sin recursos del barrio. Asistencia para rellenar documentación, currículums, para vecinos y hermanos desempleados. Bolsa de trabajo para hermanos desempleados, en las labores de albañilería, fontanería, etc. que se hicieran en la hermandad o casa de algún hermano. Todo muy enfocado hacia los hermanos como hacían las antiguas hermandades.
Esdrás. Con la que está cayendo, cualquiera que redunde en beneficio de los más desfavorecidos. Entre nuestras hermandades y cofradías hay obras muy consolidadas con una repercusión social muy importante y que deben ser apoyadas para mantenerse y ampliarse. Hoy en día lo más socorrido es la recogida de alimentos pero también es lo más efectivo. Puestos a crear una obra social, yo propondría el establecimiento de una empresa que diera trabajo a personas en riesgo de exclusión social.
Recordatorio El Sanedrín: ¿Qué cofrade te ha impactado más?