Pachi Giraldo. Anoche en la Parroquia de San Juan y Todos los Santos, con un casi lleno, tuvo lugar un Pregón del Costalero, que no dejo indiferente a nadie de los allí presentes. El acto comenzó con una puntualidad poco común en este tipo de actos, con la Banda de CC y TT Ntro. Padre Jesús Caído y Ntra. Sra. de la Fuensanta de nuestra ciudad, dónde su pudo ver que estamos a sólo 22 días del comienzo de la Semana más grande de nuestra Córdoba. La calidad, la fuerza, la compostura de la banda cordobesa se hizo notar con la interpretación de cuatro marchas en la primera parte, y al final del acto con una marcha más y con la marcha Real.
A continuación, en el atril lo ocupo el presentador del pregonero. D. Francisco Luis Romero Castaño, comenzando como lo hacen los hombres de fe, sin temor, sacando del corazón sus sentimientos, y cantan a los cuatro vientos, en forma de oración.
Seguidamente hizo una reseña a las dos hermandades que se encuentran allí erigida canónicamente, junto al cristo de la Providencia. Dio las gracias al grupo de personas encargadas de realizar año tras año este Pregón del Costalero de la ciudad de Córdoba, a pesar de las vicisitudes habidas por unos y otros año tras año. Así elogió que se hiciera este tipo de Pregón, con cada una de las personas que hemos soñado desde pequeño ser costaleros. Y también agradeció la elección del Pregonero de este año, que parece que el Señor no ha podido poner en nuestro camino a otro mejor que él. Costalero de antaño que nos dejaron como herencia unos valores, hoy en día, no encontrados pero no menos buscados. Ahí siguió alabando las características del pregonero como la humildad, el respeto, el compañerismo, el sacrificio, la disciplina, la honradez y que a los costaleros de hoy en día si no se tienen estos valores es difícil que te puedan llamar costalero.
Después enumero la cantidad de pasos con los cuales ha sido costalero y aún lo sigue siendo y también como capataz y auxiliar. Terminó su presentación recordando las palabras de aquel capataz eterno le dedicara a Javier, bajo el Señor del Perdón: “¡¡Javier!! A partir de ahora no te voy a decir jamás Javier y te llamaré por tu nombre, te llamaré Costalero”.
Y seguidamente se puso delante del atril el pregonero, con su figura estilizada por su traje azul, camisa blanca y corbata negra. Comenzó poniéndonos en una situación como si estuviésemos junto a él bajo la trabajadera con los buenos y malos momentos que tenemos, tocándonos ese orgullo para que en esos momentos malos podamos sacar adelante esas situaciones complicadas.
Así nos llevó a toda su historia sobre sus vivencias en aquellos años desde pequeño con su Semana Santa neumática, cuando casi todos los pasos salían a ruedas. Decía que aquellos pasos no distraían al pueblo de lo que realmente es importante que es lo que va arriba, pero de conducción, en definitiva sin emoción y sin el arte de nuestra tierra.
Su concepto cambió cuando su padre le explico quiénes eran unos hombres con mantas al cuello, eran los faeneros para llevar a la Virgen de la Piedad, al ver estas nuevas maneras su visión anterior de la Semana Santa se desmoronaba para poder contemplar otra manera de poder ver los pasos caminar.
Recordó a capataces añejos de Córdoba que siguen dando sus órdenes en el cielo dirigiendo a esos costaleros ya no están tampoco en nuestra tierra cordobesa como D. Andrés Roig, D. Ignacio Torronteras, D. Rafael Olmo o D. Rafsel Muñoz “Rafalito”. Expresó donde se gestaron los embriones de las primeras cuadrillas de costaleros y él detrás de una parihuela, donde soñaba el poder ajustarse la ropa y ceñirse la faja, para levantar “fuerte p’arriba”, caminar de frente y arriar por parejo.
Así continúo con su descripción de sitios y lugares de nuestra geografía cofrade costalera cordobesa con unos y otros, destacando a los capataces con los que ha trabajado y en los pasos que los hizo. Recordando a sus amigos de trabajadera con sus años de experiencia, en especial haciendo referencia a su hermano Quique.
Así continuaba un discurrir muy ameno de los capataces y costaleros más experimentados, por los distintos sitios que discurría su pregón con los distintos pasos que ha sacado y rememorando vivencias únicas por él. Llegando al final hizo una especie de alegoría a la locura de los costaleros que a los allí congregados nos hizo casi levantarnos de nuestros asientos al grito de bienvenida esa bendita locura.
Termino comentando que las cuadrillas de costaleros no deben de ser unos apestados, mano de obra fácil y fuente de financiación ocasional. Recordó que cuando se acabe la vida de costalero esta la vida con la túnica y el cubre rostro y así las cofradías seguirán existiendo, nosotros somos un momento en el tiempo. Se dirigió a los más jóvenes para que sean humildes y obedientes a sus capataces y Juntas de Gobierno.
Terminó su Pregón y levantándonos de los bancos de la Trinidad, agarrando el martillo de todas las cuadrillas cordobesas y con voz quebrada nos habló y dedico la “levantá”. Así acabó un Pregón que no dejó indiferente a nadie como comente con anterioridad. Enhorabuena Pregonero.
Recordatorio Las primeras imágenes del paso del Prendimiento