El verano llegó y con él, la preparación de las cuadrillas de gloria que procesionan en un periodo comprendido entre el 16 de julio y el 15 de agosto, siendo las primeras en realizar su salida los dos Cármenes, Carmen de puerta nueva y Carmen coronada de San Cayetano, el 10 de agosto realizará su procesión San Lorenzo y como viene siendo habitual, el 15 de agosto, hará lo propio la virgen de Acá.
En estos periodos es destacable la labor de las cuadrillas y su preparación ante las adversidades meteorológicas propias de esta estación, ya que no sólo nos encontramos ante el esfuerzo natural de la labor propia del costalero, sino que a este esfuerzo debemos añadirle las altas temperaturas.
Ante esta situación cabe destacar la importancia de una buena ropa de trabajo, donde la faja y la forma de fajarse, cobra una importancia mayor de lo que podríamos pensar.
Hace años que publique una ponencia sobre la faja en el mundo del costal, mucho ha llovido desde entonces pero los principios fisiológicos siguen siendo los mismos y sigo considerando que la faja de algodón de toda la vida, es muy eficaz en el trabajo del costalero, muy por encima de cualquier otra, desechando por poco recomendable la faja rígida de cuero que durante unos años estuvo de moda.
En aquella ponencia, comentaba de la necesidad de que el raquis (columna vertebral) no viera limitado en exceso la amplitud de movimiento y adaptación, de esta manera, la columna del costalero, podría repartir de manera natural las fuerzas de presión que van desde la trabajadera al suelo y viceversa, convergiendo en la columna. Si dejamos la zona lumbar fija y rígida, lo más probable es que estas fuerzas incidan sobre la zona más débil ubicada a nivel dorsal, convirtiendo la zona dorso esternal en una zona de riesgo de lesión importante.
También comentaba, la necesidad que tiene el costalero de realizar una respiración acorde con el esfuerzo que realiza, por lo que recomendaba no incidir con la faja en la parrilla costal y en la zona diafragmática, ya que la presión a este nivel dificulta los movimiento respiratorios y diafragmático, disminuyendo la capacidad de ventilación del costalero. La faja es quizás uno de los elementos que menos ha cambiado en estos años, pero si se ha modificado la manera de fajarse, ya es muy habitual ver como muchos costaleros doblan su faja por mitad o al menos, hacen por dejar libres el abdomen alto y el diafragma, cubriendo bien la zona lumbar sin que se limite el movimiento.
La función de la faja es ofrecer protección a estas estructuras lumbares, permitiendo una adaptación al esfuerzo y una acomodación del raquis al mismo, dejando la suficiente libertad de movimientos y permitiendo una buena ventilación pulmonar. Estas modificaciones y estos consejos toman una relevancia mayor en esta época estival, donde las altas temperaturas unidas al calor propio del trabajo bajo las gualdrapas y trabajaderas, hacen que la restricción de cantidad de aire sea mayor. Una faja adecuada, bien colocada y una hidratación constante, harán que nuestro trabajo bajo las trabajaderas sea productivo y nos llene de satisfacción, evitando riesgo y permitiendo al costalero disfrutar de este oficio.
En aquella ponencia, comentaba de la necesidad de que el raquis (columna vertebral) no viera limitado en exceso la amplitud de movimiento y adaptación, de esta manera, la columna del costalero, podría repartir de manera natural las fuerzas de presión que van desde la trabajadera al suelo y viceversa, convergiendo en la columna. Si dejamos la zona lumbar fija y rígida, lo más probable es que estas fuerzas incidan sobre la zona más débil ubicada a nivel dorsal, convirtiendo la zona dorso esternal en una zona de riesgo de lesión importante.
También comentaba, la necesidad que tiene el costalero de realizar una respiración acorde con el esfuerzo que realiza, por lo que recomendaba no incidir con la faja en la parrilla costal y en la zona diafragmática, ya que la presión a este nivel dificulta los movimiento respiratorios y diafragmático, disminuyendo la capacidad de ventilación del costalero. La faja es quizás uno de los elementos que menos ha cambiado en estos años, pero si se ha modificado la manera de fajarse, ya es muy habitual ver como muchos costaleros doblan su faja por mitad o al menos, hacen por dejar libres el abdomen alto y el diafragma, cubriendo bien la zona lumbar sin que se limite el movimiento.
La función de la faja es ofrecer protección a estas estructuras lumbares, permitiendo una adaptación al esfuerzo y una acomodación del raquis al mismo, dejando la suficiente libertad de movimientos y permitiendo una buena ventilación pulmonar. Estas modificaciones y estos consejos toman una relevancia mayor en esta época estival, donde las altas temperaturas unidas al calor propio del trabajo bajo las gualdrapas y trabajaderas, hacen que la restricción de cantidad de aire sea mayor. Una faja adecuada, bien colocada y una hidratación constante, harán que nuestro trabajo bajo las trabajaderas sea productivo y nos llene de satisfacción, evitando riesgo y permitiendo al costalero disfrutar de este oficio.
Manuel Orozco