No es ninguna novedad. El martes, sí, este martes, le daremos carpetazo al tema del traslado de la carrera oficial a la Catedral. Oh, my God! Pues yes, digo, sí... porque ya era hora. O no, quién sabe. ¿Qué sabe nadie? Da igual. Y no. Porque la decisión no es baladí a pesar de las prisas que les entraron a muchos, que son por norma malas consejeras. Nos jugamos mucho en cuestión de imagen y las hermandades se juegan aún más. Entre otras cosas el dinerín. Que haya más sillas y palcos es algo genial... si la gente los compra. Si no, poca historia. Es así de claro.
No quiero entrar en los detalles y motivos pro y anti Catedral que en los últimos meses han proliferado por todas partes y que han centrado debates y más debates y han tenido loco al personal cuadrando horarios, buscando calles, haciendo conjeturas con mantener o cambiar órdenes de paso. Primero hay que tener clara una premisa fundamental: a la Catedral hay que ir porque se quiere hacer estación de penitencia por convicción. Sin esto ni segunda ni cuarta puerta, ni política ni nada de nada. Pues oiga, para eso quizá no es necesario llevar allí la carrera oficial, ¿no? Perfecto, no tendría porqué. Pero como hay muchos poderosos que están en que sí, pues allá vamos. ¿Y vamos de cualquier forma? Y aquí es donde, a mi criterio, y con perdón, se jode la marrana. Porque parece, inexplicablemente, que algunos tienen claro que sí. De cualquier modo, de cualquier forma... es igual. Sorprende la actitud de muchas, porque muchas hermandades decían hace nada que tururú a la Catedral. Y ahora que sí y que sí y que sí. ¿Por qué? Ni flores. Algo habrá. Claro. No seamos ingenuos.
Y ahora hay quienes se empeñan en mirar mal a las del Viernes Santo por su plan alternativo. En mi opinión de forma injusta. ¿Por qué hay que comulgar con el plan de la Agrupación por narices? ¿Por qué se ataca reiteradamente a las hermandades del Viernes Santo por plantear su alternativa? Hay quienes no se enteran o no se quieren enterar de que ellas no han renegado de la Catedral, sino de un trazado que ofrece muchas dudas. ¿Dudas? Sí... Empezando por lo adecuado de emplear la Ronda de Isasa para llegar a la Puerta del Puente, siguiendo por los posibles retrasos que se pueden acumular cada jornada mientras solamente haya una puerta (recordemos que la segunda a día de hoy no está abierta y no sabemos cuándo lo estará) y acabando por la que parece casi única vía obligatoria para abandonar la carrera oficial por Cardenal González y que podría ocasionar posibles tapones de las hermandades que intenten salir del recorrido oficial con las que se dispongan a entrar. Pues eso: que yo sí entiendo a las del Viernes Santo. Pero a la perfección.
Marcos Fernán Caballero