Presentamos hoy el segundo fragmento en que dividimos el artículo "El Santo Cristo de la Púrpura de la Hermandad de la Columna y Azotes", obra de José Manuel López Bernal, publicado en el boletín de las Cofradías de Sevilla nº 491 (enero de 2000). Un interesantísimo documento que no deben perderse.
Marcos Fernán Caballero
Bermejo en su clásico Glorias religiosas de Sevilla, en 1882, dice, cuando enumera los pasos de la cofradía: "Antes llevaba otro paso, después del de los azotes, en el que se figuraba a Nuestro Señor Jesucristo en el acto de coger la túnica para cubrirse, después de los azotes, mostrándose a su lado la columna. Desde el año de 1807 que lo llevó en la Cofradía, no volvió a sacarlo hasta el de 1874, único año que en nuestros días lo ha ejecutado; mas la parihuela hace mucho que no existe". En efecto, en 1874 comienza la decadencia de esta ya clásica imagen. En las cuentas de 1875 se consigna una partida que textualmente dice: "Por conducción del Señor de la Púrpura al almacén, 3 reales".
El almacén parece ser el destino de la imagen durante varios años tras la estación de penitencia de 1874, pues en el "Inventario de los efectos y objetos que posee la Hermandad de la Columna y Azotes en el almacén de su pertenencia, verificado el día de la fecha", de 20 de abril de 1878, se consigna en su asiento 1º lo siguiente: "Un Señor titulado de la Púrpura y la frontalera que tenía en su altar sito en la Capilla de dicha hermandad". En el mismo inventario hay una nota hecha el 15 de noviembre de 1881 se dice "Hecho el inventario según el que antecede se vio en todo conforme exceptuando: 1º Que el Señor de la Púrpura se encuentra en la Capilla por orden del Sr. Millán". Digamos como aclaración que Francisco Millán fue hermano mayor desde el 2 de febrero de 1879 hasta el 18 de febrero de 1881, y es evidente que en ese periodo el Cristo salió del almacén con destino de nuevo a la capilla propia en Los Terceros para su exposición al culto público. En asiento hecho en otro inventario de fecha 6 de febrero de 1882 se constata que en el almacén había lo siguiente: "Restos del altar del Señor de la Púrpura".
Por tanto, el Cristo se halla ahora en la capilla, propiedad de la Hermandad, pero no en su altar que había sido desmontado. En una nota del mayordomo de 25 de abril de 1886, en el correspondiente libro de actas, se dice que las obras que se habían hecho en la capilla habían concluido enteramente, y añade: "Una vez empezada por el Señor Don Antonio Rivas la expresada obra en la sala, este hizo presente a los Señores que componían la comisión nombrada al efecto para ayudarle en los trabajos a que se proponía llevar a efecto; lo conveniente que sería trasladar la reja de hierro que ocupaba uno de los arcos de la capilla y cerrar el hueco con el objeto de construir un altar al Señor de la Púrpura, el que se encontraba sobre un pedestal en un pilar de la expresada capilla, y no estaba con el decoro que corresponde a la adoración de los fieles y a más de tratarse de una escultura de mérito".
Esto explica la actual fisonomía de la capilla, lindante con la de la Esclavitud de la Encarnación en el sotocoro. Parece que el modelo iconográfico que seguía la escultura era el clásico de esta representación, pues en el inventario de bienes de la Hermandad de 1884, en el asiento 4º, se recoge: "Santo Cristo de la Púrpura tallado de tamaño natural y en actitud de caerse", así como que se tenía para expresada representación (asiento 41º) "una túnica de terciopelo grana bordado en oro todo el derredor para el Señor de la Púrpura". En el inventario de fecha de 31 de mayo de 1895 se consigna que se encontraba todavía recibiendo culto en la capilla de Los Terceros.
No tenemos más datos del Cristo de la Púrpura hasta la celebración del Cabildo de Oficiales de 22 de julio de 1900, en el que se da cuenta de haber autorizado el Arzobispo de Sevilla la cesión del Cristo de la Púrpura a cambio de una efigie de San Juan necesaria para la celebración de los Quinarios. En relación con la celebración del Quinario, digamos que se tuvo por vez primera en 1895, por cuanto el culto principal recogido en las entonces reglas vigentes de 1790, se celebraba el día de la "Circuncisión del Señor". En efecto, la citada autorización llevaba la fecha de 7 de julio de 1900 y decía así:
"SECRETARÍA DE CÁMARA Y GOBIERNO DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA. = Vista la instancia por V. presentada con fecha 5 de mayo último. S.E. Rvdma. El Arzobispo, mi Señor, se ha servido autorizarle para que pueda ceder la Sagrada Imagen de Nuestro Señor Jesucristo con el título de la Púrpura a la Hermandad que la solicita para darle culto, recibiendo de la misma una limosna para ayudar a costear otra de San Juan Evangelista de que carece y necesita para el Quinario que celebra todos los años. = Lo que de orden de S.E. Rvdma. participo V. para su conocimiento y efectos consiguientes. = Dios guarde a V. muchos años. = Sevilla, 7 de julio de 1900. = Manuel Jiménez (firma y rúbrica). = Sr. Mayordomo de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de la Columna y Azotes y María Santísima de la Victoria".
Sin embargo, parece que la entrega no se hizo directamente a tal Hermandad, sino al escultor Emilio Pizarro y Cruz, pues el 8 de octubre de 1901, mediante oficio de la Hermandad, se recuerda a Pizarro y Cruz que el 22 de enero de 1902 se celebraría el Quinario de ese año y que debía entregar entonces la imagen de San Juan que la misma le tenía encargado y pagada. No teniendo contestación de Pizarro, con fecha 12 de enero de 1902, se le vuelve a recordar que entregase la imagen del Evangelista que la Hermandad le tenía encargada o que proporcionase otra para colocarla en el altar del Quinario.
A la Hermandad de la Columna y Azotes, Pizarro pertenecía desde el 1 de mayo de 1883, habiendo ocupado diversos cargos en su Junta, y registrándose su baja definitiva en la misma por falta de pago de sus cuotas el 1 de diciembre de 1903. Pizarro y Cruz formaba parte también de la Hermandad del Prendimiento desde el 4 de julio de 1897, ocupando desde el 9 de julio de 1900 el oficio de Prioste 2º de su Junta de Gobierno. La fotografía que presentamos, es referente a la celebración del Quinario de 1902. Indudablemente la imagen del Evangelista que figura en la misma se trata del perteneciente al patrimonio de la Cofradía del Prendimiento y la Virgen de Regla, obra de Gumersindo Jiménez Astorga, que el escultor debió tomar prestada de la Hermandad del Miércoles Santo para la celebración de su Quinario al Señor atado a la Columna.
En Cabildo General de 21 de junio de 1903, se pregunta por algunos hermanos por el estado en que se encontraba la escultura encomendada al escultor Pizarro y Cruz, explicándose por un representante de la Junta de Gobierno la situación de la imagen, "y después de ligera discusión se nombra una comisión para que visiten a dicho Señor y recojan un documento en que se haga constar la propiedad de dicha escultura por no constar más documento que la orden del Excmo. Sr. Arzobispo autorizando el cambio de las dos esculturas que representaban al Señor de la Púrpura y a Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna por el de San Juan Evangelista".
No sabemos si la comisión llegó a constituirse y realizó su cometido, pero el 27 de junio de 1904 el mayordomo de la Hermandad se dirige por escrito a Pizarro y Cruz diciéndole que al hacer inventario para hacer entrega al mayordomo entrante de los bienes de la cofradía, había comprobado que tenía en su poder las imágenes del Cristo Atado a la Columna y del de la Púrpura, sin haberse entregado todavía a cambio la imagen de San Juan que se comprometió hacer, suplicándole que manifestase oficialmente lo que procediese en ese asunto a la mayor brevedad. La respuesta de Pizarro se obtiene el 24 de agosto de 1904:
"EMILIO PIZARRO Y CRUZ. ESCULTOR. SEVILLA. = En contestación al atento oficio de V.S. de 27 de junio último, tengo el honor de manifestarle, que efectivamente tengo en mi poder las efigies del Sr. de la Púrpura y Atado a la Columna, para hacer a cambio de estas un San Juan Evangelista de madera para vestir, el cual se encuentra en construcción y concluiré a la mayor brevedad que me sea posible. = Dios guarde a V. muchos años. = Sevilla 24 de agosto de 1904. = Emilio Pizarro y Cruz (firma y rúbrica). = Señor Teniente de Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna".
Hay que recordar que desde el 7 de marzo de 1892 la Hermandad disfrutaba de la imagen en depósito de un Atado a la Columna de clara estirpe roldanesca, que estaba depositado en la iglesia de Santa María Magdalena de Sevilla, procedente del extinto Convento de Nuestra Señora del Pópulo, y que el 25 de mayo de 1916 había sido cedido por el Arzobispo de Sevilla al Teniente de Hermano Mayor Honorífico, Juan Francisco Muñoz y Pabón, que la recoge el 1º de julio por medio de un cosario con destino a la parroquial de la villa de Hinojos (Huelva), donde hoy se halla en la capilla sacramental de Santiago, en su lado derecho sobre un pequeño repisón de madera. Por tanto, hasta la confección del Cristo del Dolor de Joaquín Bilbao, la Hermandad daba culto al Cristo hoy en Hinojos, por lo que el anterior de Amaro Vázquez de 1602, quedó sin culto.
Así es que se ceden en 1900 con el visto bueno de la autoridad eclesiástica dos imágenes sin culto: el Cristo Atado a la Columna de Amaro Vázquez y el Cristo de la Púrpura, muy probablemente retirado de la capilla antes de 1900. Pero los acontecimientos resultan ser más enigmáticos aún. En 1903 se celebra por última vez el Quinario que venía celebrándose desde 1895, reiniciándose el mismo en 1960. Esto explicaría que al no ser ya útil la imagen de San Juan Evangelista comprometida por Pizarro, se devolviese a la Hermandad el Cristo Atado a la Columna de Amaro Vázquez, actualmente en propiedad de la Hermandad, y quedó presidiendo la capilla de los Terceros hasta 1939-1940. Sin embargo, no se hizo entrega de la imagen del Cristo de la Púrpura, por lo que habría que pensar, quizás, en la posibilidad de que Pizarro la hubiese entregado ya a la hermandad o institución religiosa a la que alude el oficio de 7 de julio de 1900 transcrito más arriba.
Quizás la imagen se diese a Pizarro para su reforma o restauración para que a su vez la entregase a la hermandad aludida. El caso es que Pizarro nunca entregó la imagen de San Juan a la Hermandad y esta se vio privada al mismo tiempo de una de sus seculares imágenes. Las causas de porqué no vuelve a tratarse el asunto, ni a requerírsele a Pizarro la imagen del Cristo de la Púrpura no las conocemos, pero hay que pensar que en el verano de 1904, fecha del último requerimiento al escultor, la Hermandad se veía envuelta en un verdadero conflicto interno por el traslado e instalación provisionales en la Capilla de la Fábrica de Tabacos desde los Terceros. Este asunto, mucho más urgente y prioritario parece haber desviado la atención de la imagen. En el futuro no vuelve a hacerse la más mínima alusión en la documentación de la Hermandad al Cristo de la Púrpura.