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domingo, 5 de mayo de 2013

Los hombros de Almonte para su Patrona

Como cada siete años, la Virgen del Rocío procesionará este domingo por las calles del pueblo entre el fervor de miles de personas

Parece que fue ayer y ya han transcurrido los nueve meses que marca la tradición durante los cuales la venerada imagen de la Virgen del Rocío ha permanecido en la Parroquia de la Asunción de Almonte, trasladando así a este pueblo todo el fervor y la devoción que se concentran semana a semana en torno a la Reina de las Marismas. Cada siete años, los almonteños encuentran siempre un motivo especial para solemnizar la estancia de la Blanca Paloma en el templo principal de la villa.

Sin embargo, nunca hasta ahora los rocieros habían gozado la dicha de un año jubilar que trajo desde la Penitenciaría Apostólica de Roma multitud de gracias y beneficios para los que, reunidos en torno a María como en permanente Pentecostés, elevaron oraciones por el Sumo Pontífice-por los dos Papas que han ocupado la Sede de Pedro en este periodo- y por sus intenciones particulares.


Peticiones individuales que veremos materializadas en los múltiples elementos artísticos que conforman el exorno preparado para la fiesta. El ejemplo más evidente del gozo de este pueblo es la catedral efímera que ya vuelve a lucir en la plaza Virgen del Rocío, iluminada por más de 2.500 bombillas.

Ella, la Reina de las Marismas, aparece más guapa que nunca para la que será la despedida de su pueblo, pero no olvidemos que, además de la procesión que ha de recorrer las calles de Almonte mañana domingo, festividad de la Ascensión, la imagen saldrá vestida de Pastora la semana próxima para su Traslado de vuelta a la ermita, tendrá su procesión de Pentecostés el lunes 20 de mayo y, con motivo del bicentenario del voto de acción de gracias de Almonte a su patrona, de nuevo procesionará el día 19 de agosto, en el marco de los días grandes del Rocío Chico.

Todas las procesiones son pocas y todas se verán desbordadas por el público, que quiere ser partícipe de aquello que huele a Rocío, miles de fieles y devotos de la Virgen que tienen algo que agradecer o que pedir a la Madre del Pastorcito Divino. Cada procesión, cada traslado, cada vez que la imagen venerada se ponga en la calle, se vivirán momentos distintos. El Rocío es así de plural y así de indefinible. Lejos quedan ahora las noches de Rosarios antes de la Venida de la Virgen, cuando el tiempo se antojaba lento y a un ritmo pastoso, mezclado con el calor de agosto y la impaciencia de ver cómo la peregrina Virgen llegaba a su parroquia.

Ahora las miradas se dirigen a los cientos de miles de flores blancas que se han convertido en el peculiar cielo de Almonte, intentando contar entre ellas los recuerdos y las lágrimas que la Madre de los rocieros hizo brotar en los ojos de quienes encontraron en Ella el alivio de tantos pesares. Ahora Almonte se ilumina para despedirla. Antes que nos demos cuenta, se apagarán esas luces efímeras y quedará brillando en la Aldea todo el año la llama del Pentecostés, que tiene como pebetero la ermita blanca al pie de las Marismas.


Escrito por Javier Azcárate para ABCsevilla.es



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