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martes, 29 de octubre de 2013

Osio de Córdoba Obispo y Padre de la Iglesia hispana (295-357)

Hosius, Osius u Ossius de Córdoba (Córdoba, 256- Sirmio, en Serbia, 357). Obispo y Padre de la Iglesia hispana, consejero del emperador Constantino I el Grande.

Nace en Córdoba en una importante familia romana y es elegido obispo de su ciudad natal en 294. Durante la persecución de Diocleciano y de Maximiano padece tormento por la fe y es enviado al destierro. Asiste al Concilio de Elvira en Hispania, entre cuyas firmas aparece en undécimo lugar. Famoso por su prudencia y dotes políticas, acompaña al emperador Constantino a Milán en el año 313, y parece ser que influye en la redacción del Edicto de tolerancia religiosa que el Emperador proclama en ese lugar. La relación con el Emperador es muy profunda y se considera que fue Osio quien lo catequiza y lleva al bautismo, celebrado curiosamente por el antiguo arriano Eusebio de Nicomedia, en el momento de su muerte.

La principal actividad por la que es conocido es su lucha contra la herejía de Arrio, que negaba la divinidad del Hijo y su consubstancialidad con el Padre, y que comenzaba a florecer en Alejandría. Osio es enviado por el Emperador para mediar en las disputas entre Arrio y san Atanasio. Como las posiciones de ambos eran irreductibles, convoca con una orden de Constantino un Concilio en Nicea (325), en el que participan 318 obispos, presididos por el mismo Osio, que firma el primero, tras los delegados del Papa. Osio mismo redacta el Símbolo de la Fe (el Credo Niceno).

En 343 convoca el Concilio de Sárdica, al que acudieron 300 obispos griegos y 76 latinos, para fijar las líneas de organización eclesiástica y reafirmar la condena del arrianismo. De vuelta a Hispania, reúne en Córdoba un concilio provincial, en el cual hizo admitir las decisiones de Sárdica.

El año 355 el emperador proarriano Constancio II decide terminar con la gran influencia de Osio y obligarle a que condene a san Atanasio. Ante las insidias imperiales, el obispo cordobés le responde en una epístola (356): Yo fui confesor de la fe cuando la persecución de tu abuelo Maximiano. Si tú la reiteras, estoy dispuesto a padecerlo todo antes que a derramar sangre inocente ni ser traidor a la verdad. Haces mal en escribir tales cosas y en amenazarme (...) Dios te confió el Imperio, a nosotros las cosas de la Iglesia (...) Ni a nosotros es lícito tener potestad en la tierra, ni tú, Emperador, la tienes en lo sagrado...

Es el primer texto en el que aparece la figura de la separación entre autoridad eclesiástica y autoridad civil. Constancio obliga a comparecer a Osio, ya centenario, ante un concilio arriano, donde se le presionó, azotó y atormentó, negándose rotundamente a firmar la condenación de Atanasio. Osio es desterrado a Sirmio, en Panonia, y muere, con 101 años, lejos de su tierra y de su diócesis en 357. Es falso lo que escribe San Isidoro en su De viris illustribus (caps. 5 y 14), en el sentido de que, casi centenario y sometido a todo tipo de presiones, cayó pocos años antes de su muerte en el arrianismo, dato que repite Atanasio de Alejandría el Grande en el sentido de que habría aceptado una fórmula de fe arriana en 357; en todo caso habría perseverado siempre en su rechazo a condenar a Atanasio.

Aparte de la Carta a Constancio (Cordubensis episcopi epistola ad Constantium Augustum imperatorem), escribió otras dos: Epistula ad Iulium papam y De laude virginitatis y un Tratado sobre la interpretación de las vestiduras de los sacerdotes en la ley antigua, según noticia conservada por San Isidoro. Sus obras aparecen recogidas en la Patrología latina de Jacques-Paul Migne, vol. VIII, col. 919, 1317, 1327-1332.

La Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica de rito Oriental lo veneran como santo confesor, y celebran su fiesta el día 27 de agosto.




Fuente Original


Recordatorio Un libro para conocer mejor la figura de Osio de Córdoba



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