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domingo, 29 de diciembre de 2013

Candelabro de Cola: La Balanza, 2013 a Juicio

   Fin de año que se aproxima y, por tanto, hora de hacer balance de lo acontecido en el ámbito de las Cofradías en estos 362 días. Trescientos sesenta y dos dado que no tenemos artilugio alguno que nos permita predecir el futuro (lo de la Lotería de Navidad de la semana pasada no tiene mérito, créanme) y, tal y como están las cosas, no vamos a ser tan presuntuosos de pensar que del 29 al 31 no vaya a pasar nada que no sea digno de reseñar ni de valorar. Ahí tienen el traslado de las Angustias a únicamente 10 días de dar por finalizado el año.

   Dejemos lo mejor para el final, de modo que nos despidamos con buen sabor de boca. Abordemos, por tanto, lo negativo. De 2013, nos atrevemos a suspender a:

1.      Las borrascas de Semana Santa. Ya da igual lo alta o baja que caiga la Semana Mayor, ahí apareció por tercer año consecutivo esa maldita inestabilidad, que tan solamente permitió disfrutar plenamente del Jueves Santo. El Domingo de Ramos fue la única jornada que, exceptuando la anteriormente citada, se libró con mejores resultados. No obstante la lluvia obligó al Rescatado a regresar a su templo en el entorno de San Agustín y la Esperanza, finalizada Carrera Oficial, se refugió en el Instituto Góngora para volver a San Andrés, acortando notablemente su recorrido por Alfonso XIII.


2.      La imprudencia de las Juntas de Gobierno de las dos hermandades del Martes Santo que se atrevieron a poner sus cortejos en la calle. Ante la incertidumbre de las previsiones meteorológicas, lo valiente no es liarse la manta a la cabeza y ponerse en la calle. Y permítanme añadir que carece totalmente de sentido el recrearse sorteando cables alegremente por la calle Alfaros después de haber decidido no hacer Carrera Oficial y poner rumbo al barrio de la Hermandad. Sobre todo porque luego ocurre lo que ocurre y la imagen anterior contrasta con la que acaba dando la Hermandad en un polígono industrial buscando cobijo en cualquier nave, con su paso guarecido por los plásticos bajo un terrible aguacero.

3.      La organización del Vía Crucis Magno en la calle. Aquí el cate se reparte entre cuerpos de seguridad local y nacional, la inexistente actuación de protección civil (a la que nadie fue capaz de ver) y, por supuesto, a la Agrupación. Pero sobre todo a esta última. Y es que, a pesar de lo que ocurrió en los accesos al itinerario común y la catástrofe que estuvo a punto de generar la irresponsable decisión de hacer confluir a todas las Cofradías en el punto de cruce de cuatro calles distintas para iniciar aquel sin dejar ninguna libre, aquí NADIE DE LA AGRUPACIÓN HA TENIDO LA VALENTÍA DE RESPONSABILIZARSE DE NADA. Lo siento pero no basta decir que el Subdelegado de Gobierno hizo mal su tarea, señores de la Agrupación.

4.      La obra social. A todas luces insuficiente. Es verdad que en las fechas navideñas se han acometido proyectos notables: recogidas de alimentos, recogidas de mantas, conciertos solidarios, etc. Pero siempre da la impresión de que las Hermandades podrían hacer mucho más de lo que hacen.

5.      La postración que atraviesan las Hermandades de Gloria de la ciudad (con valiosas excepciones). No es de recibo que una de las Imágenes de más devoción de la ciudad, coronada canónicamente, como la Virgen del Socorro, tengan que atravesar cada año un sinfín de dificultades para ponerse en la calle.

   Por otra parte, consideramos de justicias aprobar, con nota, a:

1.      La madurez de la mayoría de las Hermandades para tomar decisiones difíciles: decir no es lo que es de valientes. Sobre todo a los que llevan 3 años sin salir. Por ello vaya desde aquí un especial reconocimiento a las Cofradías del Viernes Santo.

2.      La mejoría, en términos generales, de los altares de cultos de las Cofradías. Ahora ya solo queda concienciar a los hermanos de la importancia de su asistencia a los mismos.

3.      La valentía de la Agrupación para organizar un Vía Crucis Magno. Mereció la pena coger el toro por los cuernos tras los dos intentos frustrados en los últimos 13 años, Córdoba disfrutó de su Magna y puso en valor nuestra Semana Santa. Y sí, en el panorama cofrade hay vida más allá de Sevilla. Ahora es cuestión de creérselo y concienciarse de que Córdoba tiene mucho digno de envidiar.

4.      La demostración de que es posible vivir sin penitentes tras los pasos. Ha habido siempre complejos a la hora de impedir el acceso de penitentes descubiertos tras Imágenes de gran devoción. Pues bien: en el Vía Crucis Magno, pasos como el del Cristo del Amor y el de Jesús Rescatado caminaron sin ningún penitente detrás porque se impidió el acceso de los mismos al itinerario común. Y no pasó nada. Por favor, que se haga igual en la Carrera Oficial de la próxima Semana Santa. Y el que quiera acompañar a sus amados Titulares… Papeleta de Sitio y capirote, por favor.

5.      Matrícula de Honor a dos Hermandades de Gloria. Por méritos propios a la Archicofradía del Carmen de San Cayetano y a la Hermandad del Rocío. La primera es referencia de buen hacer desde su refundación hasta el día de hoy. Tomen nota muchas Cofradías de Penitencia de cómo se hacen las cosas, de cómo los proyectos se empiezan y se acaban, de cómo se llena una iglesia cada sábado y cada día de cultos. Al Rocío, nuestra enhorabuena por la organización del Rocío de la Fe, otro acto más que contribuyó a poner a Córdoba en el mapa.

   Reflexionen los suspensos. Incrementen sus esfuerzos los aprobados. Tenemos un ilusionante 2014 por delante.


Marcos Fernán Caballero









Recordatorio Candelabro de Cola












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