“El Vaticano decide congelar los sueldos”. La polémica está servida. Bastante tenemos ahora a raíz de esta noticia para aguantar los clásicos comentarios sobre lo inmensamente millonaria que es la Santa Sede.
Cualquier excusa es buena para atacar a la Iglesia Católica: que si recibe tantos millones del Estado, que si es un fraude marcar su “x” en la declaración de la renta, que si el Gobierno la prioriza y no le aplica recortes… y un largo etcétera
Pero el comentario más desaforado que he llegado a escuchar ha sido el de “el dinero público lo recibe con la excusa manida de las obras sociales”.
Ya está bien. Desde aquí quiero explicar a todas esas personas que consideran a nuestra Iglesia la mayor de las mafias que están enormemente equivocados. Y lo voy a hacer, no podía ser de otra forma, desde el ejemplo de las Hermandades y Cofradías.
En el momento de formación de una Hermandad o Cofradía se establecen unos Estatutos, unas normas, unas reglas, de obligado cumplimiento por aquellos que la conforman. En uno de los artículos de dichos Estatutos queda escrito que un acordado porcentaje de los ingresos anuales se destinará a la Bolsa de Caridad. Porque si hay algo que identifique a los católicos es precisamente la caridad.
¿Y que papel desempeñan estas Bolsas de Caridad? Pues se encargan de ayudar a los más desfavorecidos con ayudas sociales. Y les voy a dar nombres, para romper el argumento de esas “excusas vulgares” y que lo puedan comprobar.
Empecemos con la Hermandad de la Paz y Esperanza de Córdoba: colabora con la obra social de La Caixa y de la institución Isaac Peral. La Hdad. de la Esperanza de Triana tiene un Centro de Apoyo Infantil, un comedor benéfico y mesas petitorias contra el cáncer. La Hdad. de la O tiene su propia Fundación Virgen de la O, donde cubren las necesidades de mujeres en estado de gestación que carecen de medios para vivir en condiciones adecuadas. La Hdad. de los Dolores de Torreblanca (Sevilla) organiza campañas de donaciones de sangre, porque puede que muchas veces no se puedan sustentar ayudas económicas, pero la caridad tiene muchas formas. También mencionar las recogidas de alimentos y ropa con actos benéficos llevados a cabo por los propios hermanos. Y así podría ir escribiendo hasta que se me acabe la tinta; yo les invito a que sigan descubriendo la gran cantidad de actividades caritativas que las Hermandades y Cofradías vienen realizando.
De verdad, que la Iglesia Católica no es tan mala, que los ingresos no son solo para el mantenimiento del Patrimonio. Que la mejor manera de ayudar a los más necesitados es actuando de verdad y no quejándose y predicando en contra del enemigo.
Me despido hasta la semana que viene con un fragmento que he sacado del boletín de la Hdad. de la Paz y Esperanza de este año: “ La fe sin la caridad no da fruto y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda”.
Estela García Núñez.
Recordatorio La Saeta Sube al Cielo