Cada vez son más las imágenes que
se someten a los rayos X en busca de patologías para posteriormente ser
restauradas. La ciencia se ha impuesto en la conservación de las obras de arte
y los profesionales han logrado compatibilizar las últimas técnicas, como el
TAC, con las antiguas, para preservar a las imágenes sagradas y eliminar sus
patologías.
Esta «imaginería forense» es ya
algo tan extendido que en Sevilla han pasado por la «clínica» imágenes de
hermandades como los Panaderos, Pasión, Montesión, las Cigarreras, el Museo o
el Calvario, entre otras muchas. No ha lugar ya al ocultismo y secretismo que
envolvían a estos procesos antiguamente, y que derivaron en teorías
conspiratorias incluso. Las hermandades han comprendido que estos delicados
procesos deben ser transparentes, respetando la intimidad de las imágenes.
Mucho se ha hablado esta semana
de la fotografía enviada por el Hospital Quirón Sagrado Corazón del Señor del
Soberano Poder en su Prendimiento pasando un TAC en sus instalaciones, en
presencia del hermano mayor y del restaurador. Hay quien no está de acuerdo con
que las imágenes se presenten de este modo. Enrique Gutiérrez Carrasquilla, el
profesional que está llevando a cabo la intervención, indica que «no me parece
una imagen poco decorosa ni una falta de respeto, salió sólo la cabeza, se tapó
dignamente para que no saliera desnudo». Para Gutiérrez Carrasquilla, «la
información cuanto más clara esté y menos ocultismo haya con las
restauraciones, mejor».
Pero... ¿para qué sirve un TAC?
Enrique Gutiérrez explica que
«antes no salíamos de la radiografía, que decía más bien poco. A lo sumo se
detectaban elementos metálicos pero no su ubicación». De esta forma, con la
tecnología del TAC, y gracias a los rayos X, se pueden localizar estos elementos
«y todos los que queramos, como los desperfectos en los ensambles, un ataque de
insectos xilófagos o microbiológico de hongos en su interior o, incluso,
cuántas capas de policromía puede tener una escultura».
Las técnicas de restauración y
estudio de las imágenes han evolucionado desde hace años y cada vez que se
plantea una restauración, los profesionales recomiendan pasar un TAC para
comprobar las patologías, pero no siempre es fácil. «Tiene sus limitaciones, ya
que la máquina tiene un aro por donde no todas las imágenes caben. En el caso
del Señor del Prendimiento, como le íbamos a quitar la peana para hacerle una
nueva, pudo entrar completo, pero no siempre se puede», indica Gutiérrez
Carrasquilla.
Por otro lado, los profesionales
descartan las resonancias magnéticas ya que, aunque quepa cualquier imagen, los
imanes pueden dañar la estructura por lo elementos metálicos.
«Expediente X» en el interior de
las imágenes
Otro de los beneficios que tiene
la prueba del TAC a las imágenes es que, en algunos casos, aparecen documentos
que desvelan secretos ocultos. Es el caso, por ejemplo, de la Virgen de las
Lágrimas de la Exaltación o el Cristo del Mayor Dolor del Dulce Nombre. En el
primero de los casos, gracias a los rayos X se pudo descubrir en 2006 un
manuscrito que revelaba un cambio importante en la imagen, toda vez que dejaba
constancia de la sustitución de los ojos originales por unos de cristal. El
documento, además, refiere quién fue el autor de aquel cambio, en 1779: Joaquín
Cano.
El TAC sacó a la luz, además, que
a la Virgen se le cortó el cuello, introduciéndose una pieza de madera en forma
de cuña para así propiciar la inclinación de la cabeza hacia el lado izquierdo
y posteriormente se le metió un gran clavo metálico que sujeta la cabeza, como
puede apreciarse en la radiografía a la derecha de estas líneas. También
aparecen en el interior de la talla gran cantidad de clavos y elementos
metálicos.
Fuente Fotográfica