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martes, 19 de agosto de 2014

El Análisis: Curso extraordinario 2014/2015


Antes de comenzar estas líneas he estado acariciando la posibilidad de acudir al diccionario y ofrecerles la definición exacta de la Real Academia, acerca del término extraordinario. Pero, como cada cual ya se hace más o menos una idea, no lo veo demasiado necesario. Si bien, para el cofrade el término parece resultar bastante flexible en su significado.

En análisis precedentes ya hemos hablado de dos Magnas. Todo magno acontecimiento, por definición, acarrea el carácter de ser un acto fuera de lo común. Tal vez, no extraordinario, si tenemos presente que dos Magnas en dos años restan singularidad al asunto. Si a la de 2013, le sumamos la salida extraordinaria del Rescatado o el traslado de las Angustias, más la perspectiva certera de las salidas de Paz, Salud y Esperanza y, para rematar, una Magna Mariana; cabe la posibilidad de que la Semana Santa de 2015 solo sea apetecible de cara a ver a aquellas imágenes que no tienen extraordinaria. Imágenes que, a este ritmo, se van a convertir ya mismo en minoría.

Por si alguien está interesado, les propongo una idea: hagamos un calendario unificado (como el que tantas veces se ha propuesto a la Fifa) y que cada mes salgan a la calle un par de cofradías. 

No sería una locura si tiráramos de hemeroteca para comprobar que, en los últimos años, se ha salido en procesión con las excusas más variopintas. Incluso, y repito incluso, hay una hermandad que parece seguir el mandato presidencial francés o el del F.C. Barcelona, y cada 5 años 5, saca de paseo a su titular por el 70 ó 75 cumpleaños. Puestos a pedir que lo hagan por el 98 que es un número fetiche para mí, a poco que afinen, un argumento “creíble” seguro que encuentran.

Así las cosas, si sumásemos entre hermandades e imágenes de Gloria y salidas “extraordinarias”, la progresión que va adquiriendo el asunto da para pensar que el número de procesiones fuera de Semana Santa se equiparará al del Tiempo de Pasión. Y es cierto que las calles se llenan, sobre todo, fuera de temporada. Como también lo es que hay días, horas y lugares de la Semana Mayor (de los que no salen fotos ni líneas en las crónicas de los periódicos), que no pertenecen al prime time y da pena ver a las cofradías navegar solas en la deriva de la noche o de la tarde.

Si algo posee la Semana Santa es la expectación, la necesidad de que llegue, la exclusividad de ver hermandades una vez al año. Una extraordinaria debe ser eso, un acontecimiento fuera de lo común por lo excepcional que se celebra.

Del curso que concluye lo excepcional fue mucho más de lo que nos depara el próximo. Aun así, recurriendo a la suma antes aludida, hagan la cuenta y sorpréndanse con el resultado. Muy pronto hablaremos de celebración extraordinaria de la Semana Santa.

Blas Jesús Muñoz









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