El otro día me acordaba, a tenor de lo que está ocurriendo y vemos a diario en los medios de comunicación, de una frase que el Papa Francisco dijo en su todavía reciente entrevista televisada, diciendo algo así como que el verdadero cristiano debe reconocer sus raíces judías, condenando el acto criminal del antisemitismo.
Estamos más que de acuerdo. Desde aquí manifiesto mi repulsa hacia cualquier acto xenófobo; ya sea antisemitismo, antisionismo, antijudaísmo, judeofobia, racismo y un largo etcétera. Pero antes de todo esto, hay una cosa que se llama ética, por eso hay que saber diferenciar a un antisemita de una persona que no está de acuerdo con lo que esta comunidad está haciendo con un pueblo entero por cuestiones políticas/religiosas.
Este tema es tan complejo y está tan lleno de matices que es muy difícil de enfocar solo a cuestiones religiosas, que es de lo que estoy acostumbrada a escribir en este espacio que se me brinda semanalmente. Pero en este artículo me gustaría hablas más de MORALIDAD, que para mi es uno de los cimientos fundamentales para la construcción de una buena fe, sea de la religión que sea.
Primero me gustaría aclarar un punto que trae a mucha gente de cabeza. Uno puede tener “x” ideas políticas y ser una persona con valores. Me explico: siempre se ha relacionado a un tipo de ideología con el Imperialismo, la invasión del pueblo más desfavorecido con la pretensión de militar en él y así ir apoderándose del mundo entero. Y por otro lado existe la otra ideología política que defiende justamente lo contrario. A lo que voy con esto es que si tienes la ideología que tengas, si es que la tienes, ya te etiquetan de invasor o libertador. Ya está bien, ahí es donde uno empieza a ser persona y no partido.
La moralidad que antes mencionaba se demuestra precisamente ahí, a mí me da exactamente igual si una persona es así o es asá políticamente hablando, uno tiene todo el derecho del mundo a estar en contra de lo que está haciendo la comunidad judía en estos momentos, y no por eso te tienen que etiquetar de antisemita y mucho menos a condenar al cristiano que llevamos dentro.
De hecho es todo tan absurdo y tan contradictorio que precisamente a aquellos que se les calificaba de antisemitas son los que ahora supuestamente defienden a los israelíes… al igual que una de las grandes confusiones de hoy en día es creer que el judaísmo posterior a Jesús es anticristiano.
A la conclusión que llego yo con todo esto es que vivimos en un circo económico, racial y xenófobo, donde lo que verdaderamente se impone es la codicia que arrasa día tras día con la vida de cientos de personas. Lo único en que todos coincidimos es en ser unos negacionistas, con mirar hacia otro lado y acusarnos los unos a los otros con absurdas etiquetas tenemos bastante. Y aún así nos creemos ser fieles devotos de nuestras respectivas religiones.
Me quedo con el raciocinio que tuvo el Santo Padre cuando declaró que todo este asunto es una auténtica locura.
Estela García Núñez
Recordatorio La Saeta sube al Cielo