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lunes, 4 de agosto de 2014

"Hay cofradías con la soga al cuello por embarcarse en proyectos que las superan"


Aún está aterrizando en su nueva responsabilidad como delegado episcopal de Hermandades (en sustitución de Sebastián Llanes), pero la primera acción -la circular sobre el gasto de las hermandades en nuevos proyectos- ya le ha costado la polémica entre un sector, el cofrade, que conoce desde pequeño y que lo llevó a ser sacerdote. Así se muestra Juan Enrique Sánchez con respecto a su nueva responsabilidad en las hermandades y a esa polémica originada por la circular publicada hace unos días. 

-¿Cómo está siendo su inicio en esta responsabilidad al frente de las hermandades y cofradías de la diócesis? 

-Poco a poco, haciéndome con la realidad y en general un inicio agradable y acogedor. Ya he podido visitar muchos consejos locales, como el de Cádiz, San Fernando, Puerto Real o La Línea y he tenido contactos con los de Algeciras o Los Barrios. También he podido visitar y reunirme ya con hermanos mayores y atender otras visitas. La verdad es que por teléfono sí estoy un poco desbordado; hay días que me paso toda la mañana pegado al teléfono. Pero bueno, me propuse que de septiembre a enero iba a visitar todos los consejos y de momento estoy incluso adelantando esa labor. 

-Su estreno ha venido rodeado de cierta polémica por la circular que limita el gasto de las cofradías en adquisiciones y aceptación de donaciones... 

-Ciertamente, la circular ha generado polémica, pero pienso que desde la incomprensión y el no haber leído correctamente el documento. No deja de ser una reflexión en voz alta y acorde a la normativa diocesana. La circular recuerda que estamos en crisis, que no debemos embarcarnos en cosas que nos desborden luego, que debemos ser austeros... No se trata de impedir que se hagan nuevos proyectos, pero es cierto que a veces se hacen obras que parece que no tienen por qué hacerse porque no son necesarias. Y recordar también, que es lo que quizás ha generado más polémica, lo que ya viene en la norma diocesana en relación al límite del gasto. Eso está establecido, no lo he inventado yo. 

-¿Qué cambia entonces esta circular? 

-Hasta ahora, todo lo que se ha solicitado en estos once o doce años que lleva en activo la norma diocesana se ha aprobado por este Secretariado sin problemas, si es que venía bien fundamentado y se veía viable. Por eso no entiendo ese drama y esa polémica que se ha suscitado. La circular no es más que un documento abierto. 

-¿Entonces no va a ser tan restrictivo el Secretariado en este asunto como se haya podido pensar? 

-Se va a seguir la misma tónica que hasta ahora. Lo que queremos es que el Secretariado estudie cada caso. Tenemos hermandades que están con la soga al cuello por embarcarse en proyectos que las superan. Y también, por qué no decirlo, se había apreciado cierta relajación en esa norma que expresamente indica que los proyectos que superen ciertos límites deben ser autorizados por el Secretariado. Eso es lo que pretendemos. La gente realmente verá que la circular no es tan exhaustiva. El tiempo pondrá cada cosa en su sitio. No ha habido ningún problema hasta ahora en este sentido y creo que no lo va a haber. 

-Hay quien dice que el documento plasma en cierta medida una preocupación sobre este asunto por parte del clero diocesano... 

-Sí. En una jornada de trabajo y diálogo del clero que celebramos recientemente se planteó esto por parte de algunos compañeros. Pero en lugar de hacer algo restrictivo, hemos querido confiar en la madurez de las cofradías. Las hermandades tienen su idiosincrasia y gozan de mucha libertad, aunque en ocasiones se diga lo contrario, y hemos optado por respetar esto frente a otras opiniones. Hay que entender, como es lógico, que en el clero hay sensibilidades y criterios diversos; como en todas las realidades de la vida. 

-A nivel personal, ¿cómo ha recibido esas críticas en respuesta de su circular? 

-No me ha quitado el sueño ni me ha dado dolor de cabeza ni mucho menos. Pero sí debo reconocer que me ha dado algo de pena leer u oír algunas críticas que espero hayan sido fruto de la ignorancia más que de la maldad. 

-Usted ha sido cofrade antes que sacerdote. ¿Cree que esta nueva responsabilidad como delegado episcopal va a cambiar algo su concepción y sentimientos hacia las hermandades? 

-Mi vocación viene del mundo de la religiosidad popular. Las cofradías me han gustado desde pequeño y mi fe cofrade es la que me llevó a vivir la fe en una parroquia y, posteriormente, a ingresar en el Seminario. Allí, precisamente, recuerdo que encontré alguna reticencia por parte de sacerdotes que ya hoy gozan de la presencia del Padre, porque yo fui de los primeros seminaristas que procedía del mundo de las cofradías. Por todo eso, no creo que cambie nada. A las cofradías las veo como una forma de vivir la fe. Sé que hay cosas muy positivas y gente muy comprometida y válida, y otras que no tanto. Es como la parábola de la cizaña y el trigo, que precisamente leíamos el pasado domingo. Yo me quedo con el trigo.







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