Después de un pequeño parón, esta semana quería hacer un artículo algo más especial, de hecho más que un artículo lo consideraría un agradecimiento en voz alta.
En algunas ocasiones a lo largo y ancho de nuestra vida, nos vamos encontrando con dificultades que van entorpeciendo el camino que tenemos por delante. A veces son sustos, y a veces son asuntos más serios, de los cuales creemos que no vamos a poder salir.
Por desgracia, en estos días pasados me encontré una de esas piedras enormes del camino, la cual al toparme con ella pensaba que no iba a poder sortear.
Pero de repente, uno de esos días me levanté con un ánimo diferente. Era como si me viniera una fuerza Divina que, después de haber rezado mucho la noche anterior, me empujara a intentar de nuevo saltar esa piedra.
Y así fue. Dios me ayudó a seguir por mi camino, confiando en la fe que Él nos evoca. Sin embargo, lo que más me ayudó para tener serenidad y templanza para afrontar dicho obstáculo fue la ESPERANZA. La Esperanza de saber que no estamos nunca solos, y que cuando más afligido estés, la fe te dará la fuerza para levantar cabeza.
Gracias a Dios, hoy puedo decir que sigo por mi camino y que seguramente me encuentre con más piedras en el camino, pero como bien dice una cita que una vez escuché por ahí “si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.”
Estela García Núñez
Recordatorio La Saeta sube al Cielo: A ti, Chiquita