Caminante no
hay camino.... Se hace camino al andar, decía brillantemente el poeta Antonio
Machado. Parece como si nos empeñáramos constantemente en mirar el sendero que
hemos recorrido durante nuestras vidas, muchas veces con sentimientos de
arrepentimiento, de culpa incluso de tratar de olvidar a toda costa algún
suceso en concreto que nos hizo daño en su momento.
Somos humanos.
Acertamos, nos equivocamos. Nos rodeamos de gente aparentemente hecha a medida
para uno mismo. El tiempo, la vida, va modelando a su antojo a todo el mundo y
finalmente cada persona toma distintos caminos. Pero parece que conforme pasa
el tiempo, nos esforzamos en olvidar quiénes fuimos y, sobretodo, se nos esfuma
el recuerdo elocuente de que todo aquello que llevamos a cabo en su momento fue
porque consideramos que, en esas circunstancias y en ese preciso instante era
lo mejor. Lo mejor para nuestra anhelada búsqueda de la felicidad.
Comienza un
nuevo curso, también el cofrade. Las Hermandades tienen una historia, en
ocasiones muy dilatada y en otras muy breve. Hay una tendencia a adoptar otro
molesto “tic” proveniente de la política dentro de las Cofradías, esa manía de
señalar a los predecesores de los males de la actualidad, olvidando lo mucho
bueno que, a buen seguro, se ha ido fraguando a lo largo de los años hasta caer
en nuestras manos, gracias a ellos.
Considero que
todo es mucho más fácil a como estamos acostumbrados a verlo. Nunca se lamente,
querido lector, de nada de lo que haya hecho en su vida. Cada decisión, sea la
más errónea o la más acertada, cada persona que se haya cruzado en su sendero,
sea por poco o mucho tiempo, le haya dañado o le haya brindado alegría, cada
lección de vida que se haya podido extraer de ese amargo dolor que nos hizo más
fuertes, cada pequeña cosa que haya sucedido echando la mirada atrás, nos ha
llevado justo al día y hora exacta de hoy. Han pasado muchos cursos cofrades
alrededor de nuestros titulares, y los que habrán de venir. Lo importante no es
lo mal que supuestamente lo hicieron otros. Lo verdaderamente relevante es que
justo ahora podemos comenzar a tomar decisiones libremente, las que consideremos
oportunas para el bien y la felicidad común. Nuevo curso cofrade, nuevo camino.
Ni más ni menos, justo ahora es el momento de labrar nuestro propio itinerario
con el andar que nos caracteriza: siempre por derecho, sobre los pies...
¿Saben algo?
Somos muy afortunados. Es por ello que en mi camino tengo la certeza de que
estaré siempre acompañado por Él y Ella. Mi Amor y mi Esperanza. Lo demás:
personas, decisiones, acontecimientos, penas y alegrías, risas y llantos,
tendrá lugar cuándo, dónde, cómo y para lo que Ellos quieran. Yo lo dejo en sus
manos. Eso me hace sentir seguro, dispuesto a dar el siguiente paso en firme,
sin temor, hacia la felicidad.
Bendita Locura.
José Barea
Fuente Fotográfica
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Recordatorio Verde Esperanza: Ser cofrade no es tan difícil