Este es el título de mi artículo para este fin de semana. Y el motivo no es otro que me entere de que un amigo mio después de 23 años de ser auxiliar o contraguía, ha decidido de momento dejar de serlo. Desconozco sus motivos, pero seguro que esa decisión ha sido muy meditada, pero mucho.
En otros lugares buscan capataz para sus pasos. Y digo yo. ¿No habrá en Córdoba un auxiliar o contraguía que pueda realizar esas funciones? ¿Les darán una oportunidad? Han demostrado con garantías con los años, con sus conocimientos y saber aguantar y saber sobrellevar a muchos costaleros que en los auxiliares o contraguías tienen más confianza que con los capataces.
Conocen las marchas al dedillo, están pendientes de los relevos, son pañuelos de lágrimas cuando un costalero no está de acuerdo con las decisiones del capataz, en la Estación de Penitencia atentos a las órdenes de los capataces, atentos a la gente de abajo, atentos a todo y todo el tiempo en vilo.
¿Cuándo tendrán su momento de gloria, tocando un llamador en una levantá, dando ordenes por una calle, dando palabras de aliento, exaltando a sus titulares, animando?. Sólo con una mirada a su compañero de al lado conocen qué quieren decir. Es por este trabajo oscuro y callado que levanto la voz en favor de ellos y a la vez con una tristeza por decisiones que toman otros y por las que uno pueda tomar.
Por eso pido una oportunidad para ellos porque yo soy uno y se de lo que hablo. Así que no somos simples hombres de negro que estamos puestos ahí porque haya que tenerlos, sabemos estar en nuestro sitio y no llamar la atención.
Seguramente este amigo que me enseñó a ir debajo de un paso y a soportar mis primeros años de costalero estuvo dándome aliento cuando peor lo pasaba, los titulares de alguna cofradía le darán esa oportunidad que siempre estuvo esperando.
Pachi Giraldo