Blas Jesús Muñoz. Fue hace unos meses cuando cierto hermano mayor, cual basilisco, quiso impedir a toda costa que se publicara una noticia en este medio. Desconociendo que la llamada, solamente era para enriquecer la noticia con su opinión. Ni para pedir permiso (eso se hacía hace años con los censores del Régimen) y mucho menos para amedrentarnos o publicársela a la carta (eso ya lo hacen los medios oficialistas).
En esas estamos casi siempre. Para muchas cofradías o, mejor dicho, para muchos dirigentes cofrades la noticia adquiere su rango cuando la hermandad en cuestión remite comunicado o lo cuelga en su web o en la red social de turno. El concepto libertad de información no lo controlan demasiado, como tampoco el del envejecimiento de las noticias que, al revés que los vinos, con el paso del tiempo pierden propiedades y/o cualidades (a no ser que seas cierto periódico que las guarda en formol para publicarlas a los seis meses).
Entre tanto, por si queda algún despistado, les recuerdo que una noticia debe guardar una serie de características:
- Veracidad.
- Objetividad.
- Claridad.
- Brevedad.
- Generalidad.
- Actualidad.
- Novedad.
Como podrán observar ustedes y algún periodista que se precia de serlo y nos tilda de frustrados, no hace falta ir a la Universidad para saber estos conceptillos de andar por casa. Lo que sí sucede es que si cogen una noticia de los susodichos podrán observar como una, dos, o incluso, todas esas características les faltan.
P.S: Este artículo es de opinión. Lo digo por si alguno tiene la tentación de someterlo a esa lista. La clase sobre artículos de opinión otro día.