Blas Jesús Muñoz. No es propiedad del año que termina ni del que vendrá porque sinvergüenzas ha habido siempre y, ni los siglos pasados ni los venideros, acabarán con ellos.
2014
Así que, 2014, no hizo sino confirmar su tendencia que, en estos tiempos tan inmediatos informativamente, se extiende como el chapapote por cualquier orilla del mundo, en este caso, la playa de las cofradías.
Pues las cofradías son una playa virgen, casi inexplorada, por los bañistas impúdicos que pretenden hacerse con sus aguas mansas, aunque en ocasiones -las menos- bravas. Y así nos encontramos con personajes que bien podrían ser cofrades, peñistas, miembros de un club de petanca o directivos de una sociedad de pelota vasca. El tema para ellos no está en el dónde, sino en qué puedo obtener. En cofradías y en Córdoba se da este perfil de una manera acuciante. Hasta el punto de que te das cuenta a la primera, y de refilón, de que hay elementos que están en esta guerra porque en su casa no les hacen ni puñetero caso y tienen una necesidad ingente de ser escuchados. Aunque sus tonterías, sus chascarrilos, sus ideas infames se eleven a la enésima potencia, no duden que para eso somos tan cristianos que alguno los escuchará. Si no me creen miren las decisiones, acciones y omisiones de más de dos cofradías.
Luego están los que usan cuentas falsas en redes sociales o quienes se dedican a ridiculizar imágenes sagradas con chistecitos. El elenco es tan amplio que no acabaríamos nunca este resumen.
2015
No duden que el año del Señor que entra nos traerá otra jauría que habrá de sumarse a la ya existente. Perdonen que no los nombre abiertamente, pero es que es tan grande la lista de sujetos que advierten con denuncias, juzgados y querellas (desconociendo que eso en sí mismo es denunciable) que no puedo escribir con mi abogado al lado a cada instante y uno duda qué poner y qué no poner.
Lo que parece claro es que, con o sin Podemos o con o sin Hablemos, la libertad de expresión se halla en el mismo estado que el lince ibérico, en claro peligro de extinción. Y como los futuribles son eso, de momento, quizá sea hora de pensar que -hasta la fecha- los ataques y las mordazas están dentro. Quizá ha llegado la hora de pensar en quiénes son los verdaderos sinvergüenzas.