Es típico de estas fechas, más que los turrones y los mantecados, las campañas solidarias.
Estas campañas son las que despiertan nuestros mejores sentimientos y nuestra mayor generosidad. Qué lástima que solo nos enternezcan tres semanas al año...
Siempre es presente la situación de tantos que, en nuestros mundo, carecen de lo más elemental para poder vivir y nos recuerda que ni podemos acostumbrarnos a un mundo radicalmente injusto, ni podemos cruzarnos de brazos.
Debemos ser conscientes de que la mayoría de las organizaciones que realizan estas campañas, tratan de aliviar y paliar con sus proyectos situaciones de gran necesidad en las zonas más empobrecidas de nuestro planeta. Pero por muchos proyectos que organicen no pueden solucionar este gravísimo problema sin nuestra ayuda. Todos sabemos que la solución tiene que venir de los ámbitos del mayor poder político, económico y social, a nivel internacional.
Mayores y pequeños se sensibilizan en nuestras ciudades gracias a que grupos de personas voluntarias se movilizan recorriendo calles puerta a puerta, haciendo lo que está en sus manos. Hacen y venden dulces caseros, solicitan limosna regalando artesanía, venden materiales de las campañas.
Pero considero que lo más importante que deberían conseguir es concienciar a aquellas personas que solo aportan donativos en Navidad de que la solidaridad es perenne y los más desfavorecidos nos necesitan el resto del año.
Estela García Núñez
Recordatorio La Saeta sube al Cielo: El Tiempo
