Que la Magna Mariana que acabamos de tener en Córdoba es algo histórico, no se le escapa a nadie. Que incluso entre esos a los que no se les escapa, no están muy de acuerdo sobre la razón de la misma, tampoco se nos escapa a los demás.
Había mucha incertidumbre, gran temor a un altercado público de proporciones bíblicas. La Magna de hace unos años había puesto cuantiosos dedos en la llaga de cómo no se debe organizar un acto de este tipo, y gracias a Dios, a Dios y a una muy buena organización por parte de la Agrupación de Cofradías, con Sanmiguel a la cabeza, todo ha salido a la perfección, para ser recordado como el día que fue, único y especial, por muchísimos detalles.
Quizá, yo que salí de costalero cuatro horas más tarde que otros hijos de María, comprendo perfectamente al que me dijo que si esto salía bien, había que ponerle un monumento al costalero en San Cayetano. Fue este uno de los detalles a tener en cuenta, la fecha prevista por el Obispado, cuarenta graditos a la sombra, 50 debajo de un paso.
Capataces ha habido en Córdoba unos pocos, pero la juventud que gobernaba el Palio de la Reina del Rosario Coronada, y no por ello inexperiencia ni mal hacer, es un detalle que viene repitiéndose ya varias semanas santas. El contraste, otro detalle, el ver a Kiko, Pachi, José Antonio, como garantía de presente, junto a los maestros Tobar, Chapi, Romero y Lorenzo de Juan. Detalles para nuestra historia cofrade, imborrable, y tomen buena nota del resultado aquellos que daban por muerto, o dan por muerto al emperador. Que se vaya cuando quiera, a ver quién le pone el cascabel al gato de echar a estos maestros.
Detalles hubo muchos, no voy a relatarles todos, pero si me quedo por encima de todas las cosas con ver a Sanmiguel con su hijo bajando por el lateral de Catedral, con una sonrisa de las que a uno le hacen ver la satisfacción, tanto de Presidente de la Agrupación, como de padre orgulloso.
Ver a las Imágenes de la Provincia, y sobre todo, ver LA FE (la de verdad, incorrupta e incansable) de las personas que nos las han acercado para poderles rezar en la ciudad, es una pauta que Córdoba no debe olvidar nunca. Sobre todo, de lo que en verdad es la FE, sin pros ni contras. FE y FE.
Me quedo sobre todas las cosas, con ver a la Señora de Córdoba, la Reina del duelo, como es La Señora de los Dolores, frente a la Reina de la Magna, de esta, y de cuantas quieran inventar, orquestar. La Reina de San Pablo, tiene un algo que es indescifrable para el corazón, lo que no es de recibo es cómo nos lo atrapa, cómo se lo queda. Frente a Ella, con ese mal sabor de boca que es saludarlo como cordobés con el maltrato y poco reconocimiento que le ha tenido Córdoba, Fray Ricardo. A su lado, Cuevas, sentado en un banco mirando a su Reina, a la que si Ella quiere y querrá, podrá dotar de un aire fresco en una Hermandad que para mí hace falta, pues es la juventud la que ha venido moviendo la Hermandad que los antiguos perfilaron. Cuevas puede abrir aún más caminos hacia lo novedoso en cuanto a estilos que marquen años venideros, allí tiene medios, tiene unos Titulares que no tiene ninguna Hermandad, ninguna ciudad más que esta, y sobre todo, tiene ganas y fuerzas, pues es por encima de todo su Hermandad. Si ven qué ha hecho, o qué ha aconsejado en otras, pueden hacerse una idea de lo que les hablo.
María, es lo único que se va a recordar en Córdoba hasta creo yo, que vuelva a salir un paso de Cristo. Pero cuando vuelva a salir un Palio, de nuevo quedará solamente María. Ella tiene algo que la hace especial, “Dios es el camino a seguir en la vida, pero Ella es el perfume de dicho camino, el cuál cuando se pone en cuesta, cuando no es fácil caminar, es Ella la mano a la que cogerse. Por eso María, es María”.
La Virgen siempre bella (aunque el vestidor de Socorro consiga lo contrario), les regaló a los cordobeses una fecha única, les replanteó muchas cosas en el interior, y a mí me regaló una fecha que no voy a olvidar en la vida, por diversos motivos, pero por uno en especial que Ella y yo nos teníamos prometido tras tantas peticiones. Gracias al civismo de la ciudad, y gracias a todos los que hicieron posible este día. Córdoba, la Provincia, unidos por algo que necesita en días de hoy de muchos días como el vivido. Unión por nuestra FE, nuestro CATOLICISMO, nuestras CREENCIAS, por el HIJO DE DIOS PADRE, y MARÍA SANTÍSIMA.
Fernando Blancas Muñoz
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